Está rodado en un chalet de los Alpes de 1968 y cuenta con el protagonismo de una bailarina (Anja Röttgerkamp), un adolescente (León Rubbens) y la actriz francesa Catherine Robbe-Grillet.
Dirige Gisèle Vienne esta obra que, entre sonidos industriales, no sabes si se va a desarrollar a lo Godard, a lo Lynch, a lo Bergman, a lo Haneke o a lo Von Trier.