«Si a principios de año alguien nos cuenta que el último bombazo musical del año en España iba a tener más de mento, calypso y rocksteady que de Juan Magán o Pablo Alborán, nos hubiéramos caído de culo. Meghan Trainor tiene muchas papeletas para ser la one-hit-wonder que siempre recordaremos de este 2014, pero eso no resta mérito a ‘All About That Bass’, una canción tan facilona como irresistible, que se apoya en ese jazzístico riff de contrabajo que guía la canción y sirve para el jugueteo con la letra en defensa de las curvas femeninas (y también masculinas). Muy eficazmente, la artista y el productor Kevin Kadish no inventan nada, pero sacan petróleo actualizando aquel pop 50s que, entre coros doo wop, se nutría en realidad de jazz y ecos jamaicanos, en una especie de versión blanca (por limpia) de Amy Winehouse». Raúl Guillén.
«De la misma manera que en su momento me pareció que el éxito de Adele tuvo bastante que ver con el éxito de Lady Gaga, veo un vínculo entre el éxito de ‘All About that Bass’ y el de ‘Anaconda‘ de Nicki Minaj. Ambas van de lo mismo, el atractivo de las chicas con curvas, pero la expresión es distinta: ‘Anaconda’ es agresiva en sonido y lenguaje, en una palabra, vulgar; ‘All About that Bass’ es melódica y dulce y podría haber sido un hit en cualquier momento de los últimos cincuenta años. Pero donde ‘Anaconda’ me divierte como ninguna otra canción lo consigue actualmente, el previsible clasicismo pop de ‘All About that Bass’ me aburre y lo peor es que su intérprete ni siquiera posee una voz particularmente interesante que me incite a seguir escuchándola. Una canción como otra cualquiera, en definitiva, que ha tenido la suerte de aparecer en el contexto oportuno. ¿Por qué no Dotter
?». JB.«Una gran canción de pop. Como siempre, se trata de los ingredientes pero también de un extra inexplicable. Los primeros están todos en su sitio, de hecho es una canción impecablemente construida: un bajo apropiadamente excitante para ese título, un beat simple y contemporáneo, y todo un puzzle de elementos simples deudores del pop de los 50 y 60. La propia temática de la letra es un clásico recurrente del blues y del rhythm & blues. El extra inexplicable lo aportan esa melodía -que casi podría ser de una canción de doo wop- y el cambio de tercio tan oportuno que supone en los «charts»: es como un regreso a la veta abandonada tras la muerte de Amy Winehouse, y suena jubilosamente refrescante después de varios años de pop EDM e imitadoras del ostentoso vibrato de Rihanna». Jaime Cristóbal.