Jill Soloway cuenta con el aval de haber intervenido anteriormente en series como ‘A dos metros bajo tierra’ o ‘United States of Tara’, y el de haber ganado el pasado año con su primera película ‘Afternoon Delight’ el premio a la mejor dirección en Sundance, a lo que añadiremos la nada despreciable mención de Quentin Tarantino entre sus diez películas favoritas de 2013.
En ‘Transparent’ nos muestra a una familia bien situada económicamente que vive en Los Ángeles, instalada entre distintas casas espaciosas, rodeadas de vegetación y retiradas de entornos demasiado metropolitanos. Esta coyuntura permite que corra el aire fresco, pero no que ventile lo suficiente cuando uno de sus miembros masculinos, nada más jubilarse, decide admitir su verdadera identidad como mujer. Estamos ante una narración sosegada bajo la luminosidad de la costa oeste americana: California parece el escenario habitual para la productora porque también lo será en ‘Bosch’, borrando la desazón que podía dejar ‘A dos metros bajo tierra’ o el ritmo trepidante de ubicaciones urbanas que cuentan con un contexto más claustrofóbico como Nueva York.
En sólo diez capítulos de media hora son numerosas las cuestiones que se tratan. El de mayor profundidad como señuelo puede ser el cambio de género de su protagonista, pero los hay tan peliagudos como las relaciones con unos hijos que parecen inherentemente malvados (cuando quizá son los temores los que derivan en un mal comportamiento, tanto entre ellos como con respecto a sus padres), el tener que afrontar la vejez rozando la soledad, o las relaciones matrimoniales con hijos en común después de años de divorcio.
El recurso más utilizado por Soloway en todos los episodios es el flashback, que sirve para ralentizar planos y no dar puntada sin hilo en el estado emocional de los Pfefferman. Es un ejercicio recurrente, pero gracias a él la intro y la música de cabecera van cobrando otro significado a medida que avanzan los capítulos, pasando a ser parte del encanto por ejemplo desempolvar un vídeo en VHS. Un detalle que junto al humor sutil -lo de menos son las carcajadas-, una banda sonora en la que incluso aparece Leonard Cohen, o que estemos ante una serie de personajes que no resultan habituales en televisión, marcan la diferencia frente a otros rivales de la pequeña pantalla. Y es que también se nos descubren comportamientos o conductas que los europeos en ocasiones no entendemos –el episodio del campamento de verano sería el más significativo-, en el que Jill Soloway pone en evidencia las diferencias que el viejo continente y el nuevo mundo tienen a la hora de afrontar desafíos. Una estimulante serie que va renunciando a la fachada para concentrarse en la esencia del doble sentido de su título ‘Trans-Parent’, mostrando al milímetro cómo la autora norteamericana sabe bien de lo que habla: no en vano su propio padre es transexual.
Transparent se puede ver en Amazon.
Calificación: 8/10
Destacamos: no hay largas conversaciones sesudas o trascendentes entre los personajes. Las interpretaciones, en especial la de Jeffrey Tambor, que huye de los tópicos de las series familiares.
Te gustará si te gustan: las series familiares, tan dispares como los Fisher de ‘A dos metros bajo tierra’, los Holden en ‘Rectify‘ o los Conner en ‘Roseanne’.
Predictor: la crítica americana está encantada. Amazon ya garantiza la segunda temporada, siendo lo más visto en su plataforma de contenidos.