Y es que este documental, que se estrena durante solo un día en algunos cines españoles este jueves 27 de noviembre, no es una biografía al uso del camaleónico cantante, sino algo así como una visita virtual guiada de la mano de los comisarios de la exposición. Estos, durante dos horas y ayudados por invitados especiales como Kansai Yamamoto o Jarvis Cocker, explican el cómo y el porqué de su montaje usando una estructura narrativa más cercana a la de aquellos vídeos documentales que te ponían en el colegio cuando al profesor no le apetecía dar clase, que a un exhaustivo trabajo de investigación audiovisual con el que rendir un justo homenaje al legado de Bowie.
Por eso serán todos aquellos que no estén muy familiarizados con la obra del cantante los que más pueden disfrutar de esta película que muestra, como si caminaras por los pasillos del V&A, desde los orígenes del mito hasta el concepto que quería transmitir con su última portada, pasando por análisis de sus letras, el impacto social de sus modelos (aunque para ello se sirvan de testimonios de visitantes que no aportan demasiado) o la influencia que ha ejercido durante cinco décadas en artistas de lo más variopinto. Insisto, nada que no sepa cualquier fan medio de Bowie.
¿Lo mejor? Que ver y escuchar en pantalla grande algunos de sus vídeos musicales, como la presentación en 1972 de ‘Starman’ en el Top of The Pops, o su actuación en Glastonbury en el año 2000, hacen que se te salten las lágrimas. ¿Lo peor? Además del incordio de presentadores que interrumpen el documental cada 15 minutos, asumir que, después de las ganas que te entran de hacerlo, nunca le verás en directo. 6.