Al final, haciendo caso de las recomendaciones de algunos colegas, decidí vencer mi pereza taoliniana. Nada más abrir el libro me topé con la foto de su autora, una mujer de edad indeterminada y aspecto de rockera sureña. ¿Quién es Joy Williams? La escritora escribió su primera novela, ‘State of Grace’, en 1974. Un celebrado debut que fue finalista del National Book Award (ese año se lo llevó Thomas Pynchon por ‘El arco iris de la gravedad’). Leyendo su biografía me entero también de que su obra estaba inédita en castellano, que ‘Los vivos y los muertos’ es de 2001 y que fue finalista del Pulitzer (lo ganó Michael Chabon con ‘Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay’). Joy Williams es, por tanto, una escritora de obra escasa, prestigiosa e ignota para la mayoría. Vamos, una escritora de culto.
La notable ‘Los vivos y los muertos’ está protagonizada por tres adolescentes huérfanas de madre que matan el tiempo en un desértico pueblo de Arizona. A su alrededor deambulan todo tipo de personajes secundarios, la mayoría tan extraños como extraordinarios. Personas, vivas o muertas, que se relacionan con las huérfanas o que protagonizan sus propias historias. La novela, en ese sentido, es casi como una colección de relatos que se adhieren, como la arena del desierto, a las ropas de los personajes principales. Historias sorprendentes, ingeniosas, eruditas, alguna algo tediosa y, sobre todo, muy, muy mordaces.
Historias que suceden en un mundo tan inestable y disperso como la propia narrativa de Williams; un universo extraño y alucinado donde los distintos planos de la existencia, la vida y la muerte, se confunden y se enredan; una realidad movediza donde los personajes, aunque lo desean, parecen no poder moverse. ‘Los vivos y los muertos’ es una novela para los que disfrutan de la incertidumbre y lo inesperado, de las tramas complejas y fracturadas que progresan como espirales, y del subgénero del realismo mágico pero puesto del revés. Lin, mira que me fastidia darte la razón. 7,5.