Liz Harris, es decir, Grouper, publicó en octubre su mejor disco en años. La que muchos consideran su obra maestra, ‘Dragging a Dead Deer Up a Hill’ (titulazo), dibujó el camino de lo que serían los siguientes lanzamientos de Grouper, como el magnífico ‘A I A : Alien Observer’, trabajos de ambient emotivos y densos que no eran accesibles para todo el mundo. ‘Ruins’ tiraba por otros derroteros. Grabado en la localidad portuguesa de Aljezur, el décimo álbum de Grouper desnudó el lenguaje musical de su autora a la pureza del piano clásico para subrayar la emotividad de sus composiciones y la delicadeza de sus melodías y ambientaciones, olvidándose además de la posproducción (en ‘Labyrinth’ se oye el «beep» de un microondas). El resultado recuerda, en esencia, a obras como ‘Música callada’ de Federico Mompou o al más introspectivo Erik Satie, sobre todo en piezas tan bellas como ‘Holding’ o la mencionada ‘Labyrinth’. Harris tampoco abandona su voz como elemento expresivo y esta vez la oímos de manera más clara que nunca en pistas como ‘Clearing’, de devastadora melodía; ‘Lighthouse’, de hipnóticos acordes, o la hermosa a la par que triste ‘Call Across Rooms’. ‘Made of Air’, compuesta en 2004, cierra ‘Ruins’ a lo grande en 11 gloriosos minutos de vaporosos teclados por los que flotan melodías como venidas de un sueño. La obra maestra de un ‘Ruins’ que a buen seguro ya ha tocado los corazones de muchos. No es para menos. Y qué preciosa cubierta, por cierto.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Clearing’, ‘Call Across Rooms, ‘Labyrinth’, ‘Made of Air’
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