La historia de Clementine ya os la contamos. El mito dice que el músico fue descubierto en el metro de París, donde se mudó tras pelearse con su compañero de piso en Londres; él lo niega y la Wikipedia anglosajona explica en realidad que Clementine logró un contrato discográfico después de que el productor Matthieu Gazier le viese tocar en el festival de Cannes, al que el cantante llegó tras meses de actuaciones en bares y hoteles parisinos. Sea cierta o no esta historia, las canciones de Clementine poseen un innegable sabor bohemio; son piezas clásicas, a piano y orquesta, compuestas no obstante desde un ángulo heterodoxo. La impetuosa expresividad vocal del cantante, el modo en que alarga ciertas frases como las que abren el álbum, la no-sincronización con la música de algunas de ellas o la vehemencia de sus líneas de piano hacen de ‘At Least for Now’ un álbum, desde la elegancia, desatado y libre, un poco en la línea de esa cubierta tan magrittiana, aunque evidentemente menos abstracto.
Los ejemplos, en ese sentido, son varios. En ‘Quiver a Little’ Clementine llora y ríe inestablemente acompañado de un piano muy Erik Satie antes de arrancarse, hacia el final, en una «jam» de jazz tabernero; el propio cantante interrumpe la muy francesa ‘Adios’ para hablarnos de una canción que aprendió de los ángeles que toca inmediatamente después; en ‘The People and I’ Clementine se deja envolver de cuerdas plañideras mientras canta como atacado por la mayor de las sabidurías; el canto a la soledad de ‘Cornerstone’ es tan emotivo como apasionado; la letra de ‘Condolence‘, la canción más pop del álbum, parece escrita por Walt Whitman; y ‘Winston’s Churchill Boy’ confirma a Clementine como un excelente a la par que bipolar narrador de historias.
Solo el tiempo dirá si Clementine es, como tantos perciben, el «nuevo Nina Simone». De momento el autor entrega una obra carismática, sólida y que, desde el clasicismo de sus ídolos, que van de Jacques Brel a Luciano Pavarotti pasando por Édith Piaf o por supuesto Antony and the Johnsons (aunque vocalmente a quien recuerda Clementine por momentos es a Serge Gainsbourg), parece existir en su propio mundo extraño pero cálido y lleno de rincones por descubrir. Le tendremos en el Vida Festival de Vilanova i la Geltrú (Barcelona) el próximo mes de julio y auguro que será un éxito pues, como Simone, Clementine canta al alma desde el alma. Solo si logra superarse es posible que este británico amante de París consiga la fama que tanto merece.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Winston Churchill’s Boy’, ‘Condolence’, ‘Quiver a Little’
Te gustará si te gusta: Nina Simone, Antony and the Johnsons, Rufus Wainwright
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