La historia, para despistados, es la siguiente. Una «blogger» publicaba en diciembre de 2013 en el blog xoJane un artículo titulado ‘Esto me pasó a mí’ en el que declaraba que había sido violada a los 16 años por una estrella del rock. El nombre de Oberst, sin embargo, aparecía como confirmación de la identidad de esta persona no en el texto en sí sino en la sección de comentarios (si bien el comentario fue borrado al momento). El equipo de Oberst defendió a su artista de inmediato. “Normalmente no tenemos la necesidad de comentar conversaciones falsas en blogs», escribía, «pero las recientes acusaciones hechas sobre Conor Oberst por una comentarista anónima en la web de xoJane son lo suficientemente flagrantes como para demandar nuestra respuesta». El comunicado concluía: «Las acusaciones de esta persona son absoluta e inequívocamente falsas. Desafortunadamente, internet permite que se hagan declaraciones sin fundamento y que viajen por todo el mundo antes de que la verdad tenga tiempo de salir a la luz. Esta es una acusación particularmente seria y repugnante y no hay nada de verdad en ella».
Tras recibir efectivamente la denuncia de Oberst, esta persona, identificada finalmente como Joan Elizabeth Harris (o Joanie Faircloth), retiraba sus acusaciones a mediados del año pasado alegando que se lo había inventado todo. «Las declaraciones que hice y repetí online y en todas partes durante los pasados seis meses acusando a Conor Oberst de violarme son 100% falsas», escribía. «Inventé esas mentiras sobre él para llamar la atención mientras pasaba un momento difícil de mi vida tratando de lidiar con la enfermedad de mi hijo». Faircloth pedía disculpas de Oberst, él las aceptaba, y el asunto quedaba zanjado para siempre para fortuna del músico.
Aunque esta noticia ya es historia, la sombra de tan grave acusación planeará para siempre sobre Oberst. Es la confirmación del peligro de la libertad de expresión en internet y el de la volubilidad de los usuarios que creerán cualquier mentira con tal de que esta les proporcione un tema de conversación candente. Pero esta libertad de expresión va más allá de una acusación puntual, pues existe una consistencia en la publicación de comentarios hirientes y ofensivos dirigidos a artistas a los que estos han de enfrentarse a diario. Lauren Mayberry de Chvrches publicó
un excelente artículo en The Guardian hablando sobre este tema, harta de recibir comentarios vulgares y misóginos por parte de varios seguidores masculinos que empleaban las redes sociales como plataforma para expresar libremente sus deseos. “Tengo tu dirección y voy a ir a penetrarte analmente y te gustará, imbécil” o «esto no es una violación, sabrás lo que es una violación cuando te viole” dejaban atónita a Mayberry y por supuesto al resto de personas que leían su artículo.Otra artista femenina que ha habido de salir a defender públicamente su imagen tras ser tildada de racista o de apoyar el abuso sexual es Sky Ferreira. La cantante era acusada de lo primero tras la publicación del videoclip de ‘I Blame Myself’, en el que bailaba con un grupo de bailarines negros. «Nada me duele más que que me llamen racista porque es una de las cosas más odiosas que se pueden ser», señalaba en su comunicado. «No, no usé bailarines de apoyo negros como “objetos”. Nunca he mirado ni miraré a ningún ser humano como “objeto”». Y a lo segundo había de enfrentarse tras defender su amistad con el fotógrafo Terry Richardson, por entonces acusado de acoso sexual por varias mujeres, a mediados del año pasado. Ferreira, además, era acusada libremente de haberse acostado con Richardson, a lo que esta respondía muy cabreada: «si alguien vuelve a tener el descaro de decir que he follado con Terry Richardson le rajaré la puta garganta”.
Desde otros rumores falsos como la supuesta muerte de Paul McCartney en 1966 o la famosa frase de Mariah Carey en torno a la pobreza en África («cuando miro la tele y veo todos esos niños muriendo de hambre en el mundo no puedo evitar llorar; quiero decir, desearía estar igual de delgada pero sin todas esas moscas y muerte y tal»), que pocos saben fue editada en realidad en la revista satírica Cupcake en 1996, sin olvidar por supuesto las recientes acusaciones de violación a Dr. Luke, que se encuentra actualmente en manos de los tribunales pero que ya ha servido para que internet se posicione en torno al productor (y no para bien), Internet se ha convertido en el lugar ideal para la extensión de varias mentiras y conspiraciones absurdas que han dañado la imagen u ofendido a numerosos artistas sin motivo. Las esperadas declaraciones de Oberst sobre su supuesta violación dan buena cuenta de que el músico ya ha pasado página pero internet, sin duda, continuará siendo en el futuro un lugar inseguro donde, en manos inapropiadas, la libertad de expresión puede tornarse peligrosa para gente anónima y estrellas del rock por igual.