MBC sábado: futuras estrellas

Después de una primera jornada divertida pero desangelada, esperábamos mucho del que de lejos era el día más potente del MBC Fest. El cartel de ayer ofrecía una constelación de estrellas más o menos brillantes que prometía mucho y realmente, aquí sí, el MBC sacó músculo y nos dio pistas del evento en el que se puede convertir. De entrada todos los grupos sonaron mucho mejor que el viernes, con un volumen más potente y un sonido más claro. En los momentos de mayor afluencia es probable que en el recinto se congregara el doble de público que el viernes. Un público heterogéneo y con un arco de edad amplísimo, quizás respondiendo a las distintas audiencias potenciales de los grupos que se mezclaban en el cartel del día.

Las madrileñas Hinds abrieron fuego dejando claro que lo que les falta de técnica y experiencia lo compensan con actitud. El pequeño fenómeno que protagonizan se entiende al ver cómo la gente cae rendida ante el descaro con el que estas chicas se enfrentan a sus composiciones. No destacan en cuanto a sonido, ni en cuanto a coordinación entre ellas, pero la suma de sus cualidades ofrece un producto ciertamente refrescante. Se notaba que además lo estaban pasando pipa.

En los años que llevo viéndoles en concierto, Hidrogenesse nunca han tenido un directo tan sólido y potente como el de la actual gira -donde presentan bastantes canciones de ‘Roma‘-. El virtuosismo electrónico que Genís Segarra ha ido perfeccionando con los años encuentra en su actual setlist una libertad total que han optado sobre todo por la pista de baile. Estrenaban el escenario grande y fue imposible parar de saltar durante el noventa por ciento del espectáculo, donde como no puede ser de otra forma los momentos más celebrados fueron los hits de siempre: ‘No hay nada más triste’ y ‘Disfraz de tigre’. El suyo fue un show triunfante a pesar del sol que daba prácticamente de cara al público, a una hora en la que a uno aún no le ha dado tiempo a acabar la segunda cerveza.

Sin más tiempo que para cruzar el recinto, Novedades Carminha empezaban su set en el escenario Ron Barceló. Los gallegos se adueñaron poco a poco del público; comenzaron más bien tibios pero fueron calando a base de buenos ritmos que terminaron por reunir a la práctica totalidad de gente que había a esa hora en el festival. Aumentaron progresivamente las revoluciones y acabaron bastante alto. Se entiende que uno de sus temas lleve por título ‘Quiero verte bailar’: vaya si nos vieron.

Javiera Mena apareció en el escenario MBC como la líder de un culto al baile, envuelta en una toga-chubasquero y acompañada por tres jóvenes vestales que pusieron cuerpo y movimiento a los beats de la chilena. Esperábamos como agua de mayo tenerla de nuevo en nuestro país, con nuevo disco bajo el brazo, y la espera ha merecido la pena. Al ver a Javiera encima de su podio, rodeada de sintetizadores y con tres bailarinas a sus pies se entiende muy bien el universo estético y musical que está generando disco a disco. Las nuevas canciones -que ya tenemos bastante rayadas- suenan exactamente como uno espera en directo, conformando un subidón sin descanso que acabó por conquistar al (muy joven) público concluyendo con una descarada y divertidísima versión de ‘Ritmo de la noche’. Javiera, así.

The Horrors se presentaron en Sagunto con un espectáculo similar al que ya ofrecieron el año pasado en plazas como el Low Festival. Cuesta entrar en su directo: nadie va a exigir a los ingleses una actitud enérgica sobre el escenario, algo que nos les pegaría nada, pero desde luego acaban por crear una barrera que -supongo- solo los fans convencidos son capaces de superar.

Todo lo contrarios que los esperados Future Islands, que desde el minuto uno generaron un ambiente cercano al éxtasis con el frontman Samuel Herring como cable conductor. No creo que nadie que le vea actuar dude de que Herring es una auténtica estrella, capaz de meterse en el bolsillo a un público de lo más diverso con sus pasos de baile imposibles, sus sonoros golpes de pecho y sus bramidos de ultratumba. Derrocha energía primaria, chamánica (la bonita ‘Sun in the morning’ tuvo mucho de letanía), como una especie de Morrissey infinitamente más viril e infinitamente menos refinado, empeñado en alcanzar la nota más grave del pop. A parte del hipnótico cantante, siempre a un paso de convertirse en el increíble Hulk, el conjunto de Carolina del Norte suena de maravilla. Con la ausencia de guitarras como señal distintiva de su sonido, el suyo se convirtió fuera de dudas en el gran show de la noche. Un total de hora y veinte minutos de pura emoción que ni unos Wild Beasts en piloto automático ni unos medianamente efectivos The Royal Concept fueron capaces de estirar. No podemos culparles, seguíamos cegados por las estrellas anteriores.

Fotos: Hara Amorós.

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Publicado por
Enrique F. Aparicio