El ciclo, que volverá en octubre (toda la información en Mahoudrid.com), arrancó su segunda edición con Marlango en la sala Galileo Galilei. Tras la prueba de sonido, el grupo ofreció durante una hora entrevistas con diferentes medios de comunicación y sobre las 20:00h se procedió a la apertura de puertas para los asistentes, que siempre pueden seguir y comentar el evento en redes sociales a través del hashtag #músicaMahou. Tras la presentación de Alex O’Dogherty a Marlango, estos desarrollaban su actuación con Leonor al micrófono y Alejandro al piano: un concierto acústico, como en el salón de casa, a lo que contribuyó el hecho de que la prensa estuviera sentada en sofás sobre el escenario. Antes de los últimos temas -cerrando con ‘Lo que sueñas vuela’- O’Dogherty hizo al público participar. El grupo se mostró tímido pero cercano hablando no sólo de su trayectoria profesional sino también de sus vidas personales.
El segundo día fue el turno de Kiko Veneno y Raül Refree en la sala Joy Eslava. Kiko arrancó solo con ‘Dice la gente’, siendo después acompañado por Raül Refree en ‘Joselito’ o ‘La Leyenda del Tiempo’ de Camarón. Las preguntas del público se centraron en las influencias de Kiko, y tras ellas, Coque Malla se sumó a los artistas para interpretar el tema ‘Volando voy’.
Porta actuaban el miércoles en la sala Shoko de Madrid. Sonaron temas bien celebrados por los seguidores, como ‘En Boca de tantos’, ‘La Primera vez’ y ‘Tras el Cristal’. La intención de Los Cómplices de Mahou es «reafirmar el compromiso de la marca con la cultura y el ocio innovador de Madrid a través de sus barrios, así como el apoyo desde siempre a la hostelería madrileña aportando valor en términos de calidad, experiencias y notoriedad», algo que parecía conseguir teniendo en cuenta el éxito de convocatoria de la propuesta.
Andrés Suárez pasaba de actuar en el Palacio Vistalegre hace dos meses a cerrar el ciclo de conciertos Cómplices de Mahou. Otro concierto sin cobertura que su público agradeció, ya que permitía verle de esta forma tan exclusiva, con sólo una guitarra y su voz como elementos necesarios para conquistar al público de la sala But, irreconocible en su intimidad, como veis en la imagen. De nuevo fue Miki Nadal quien se encargó de mediar la charla con los asistentes, antes de que los bises se realizaran sin necesidad de micrófono.
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