En principio ‘Otra era’ parece más ligero, más ameno, pero a la larga nos parece que cala tan hondo como tus otros discos, quizá por el positivismo que desprende. De hecho, aunque aparece en momentos puntuales, se intuye menos dolor o melancolía que en discos anteriores. ¿Te motivaba hacer un disco así o surgió por cómo era tu vida en ese momento?
Yo creo que es una combinación de las dos cosas. Obviamente, yo como persona no voy a mostrarme tal cual soy en mi obra, también hay mucha fantasía, pero igual tiene un poco de mí. Quería enfrentar un disco más adulto, más realista con las situaciones que se van dando en la vida, asumiendo que la melancolía es parte de ella. La vida es estar con el corazón roto, pero que hay que avanzar con fuerza.
«El disco tiene partes de mis estancias en España, donde me pegó muy hondo toda esta cultura de discoteca, de hedonismo máximo que yo realmente no conocía»
El disco, por ese positivismo, transmite amor, verano, baile, sexo… La sensación es que te lo pasaste muy bien componiendo y grabando el disco. ¿Fue así?
Sí, es un disco que refleja una época de viaje. Tiene partes de mis estancias en España, donde me pegó muy hondo toda esta cultura de discoteca, de hedonismo máximo que yo realmente no conocía. En Latinoamérica no hay un movimiento discotequero como el de acá, donde no es una cosa superficial, sino algo arraigado, cultural. Creo que el disco tiene mucho de eso.
En el disco, aunque se mantienen un poco los clásicos referentes de italodisco, house y pop, también hay más elementos de tradición latina que en otros discos. No sé si era un homenaje especifico a las raíces hispanoamericanas o ha sido más casual.
Bueno, creo que en ‘Mena’ traté de explorar un poco esos ritmos, pero no estaba tan incorporado como en este disco. Son elementos más frecuentes en el mainstream, pero yo los quería usar a mi manera. Es algo que está metido en mí desde chica, en las fiestas familiares sólo se baila cumbia. Cuando tenía 5 años cantaba ese tipo de canciones y están dentro de mí… Lo que quise fue que me ayudaran a explorar lugares nuevos para mi música, más frescura.
Quizá eso es lo que hace que ‘Otra era’ suene más sexy, más exuberante…
Totalmente. Sí, la percusión es algo muy sensual. Viene de los ritmos africanos, que se basan en movimientos de caderas. ¡Y el movimiento de caderas es puro sexo! Yo he buscado transmitir la pasión y la pasión también es sexo, y lo busqué en los ritmos, que hablaban de este momento de locura pasional que es eso, sexo.
Bueno, hablando de exuberancia es inevitable que te pregunte por la portada del disco. En contraste con tus discos anteriores te muestra sin filtros, de una forma muy nítida. ¿Eso significa que ‘Otra era’ es el disco que mejor te representa?
[Duda] Yo creo que los tres me representan en alguna etapa, para mí los tres son muy yo. Sí siento que es un disco más lúcido, en el que está más lograda la música, porque quizá en los anteriores estaba más perdida en la nube de la música, y en este ya tengo los pies más en la tierra, algo que inevitablemente te lo da la edad. Quieras o no.
«(La portada) son solo los pechos de una mujer, relajada, como una estatua. Y no se suele censurar a una estatua. Creo que hay más de pornográfico en una portada de Lady Gaga, posando con unas cruces tapando sus pezones»
No me había dado cuenta hasta hoy (aunque era previsible) que la portada ha sido censurada en Itunes, Spotify y Deezer. ¿Te ha generado problemas esta portada? ¿En algún momento te has arrepentido o has pensado «no acerté»?
En un comienzo obviamente nos lo cuestionamos, precisamente porque sabíamos que había políticas de censura. En Chile la primera pregunta siempre es: ”¿Qué onda la portada?”. Aquí también preguntáis, pero es distinto. Piensa que aquí es habitual que las mujeres tomen el sol en topless, pero en mi país eso es impensable. En algún momento pequeño dudé, pero al final son solo los pechos de una mujer, relajada, como una estatua. Y no se suele censurar a una estatua. No sé, creo que hay más de pornográfico en una portada de Lady Gaga, posando con unas cruces tapando sus pezones. Obviamente los accionistas mayoritarios de Facebook o Spotify serán gente súper conservadora, y su política antipezones de mujer, o genitales, es inflexible.
Tanto en esta portada como en los diferentes vídeos del disco, me da la sensación de que habéis pretendido crear una imagen muy icónica de ti. No sé qué tipo de icono, supongo que artístico, pero como una estrella del pop. Sin embargo, tú en redes sociales y entrevistas te muestras de una manera muy cercana. ¿Hasta qué punto es posible combinar estas dos facetas?
Esto es algo que ha ido surgiendo. En mis obras trabajo con unos diseñadores, creadores, directores… que me han llevado a un plano de popstar, con vestuario y maquillajes muy cuidados, toda muy pulcra. Pero a la vez yo soy una mujer normal, de Latinoamérica, que me puedo tomar algo con cualquier persona y lo voy a pasar bien y no me muevo en un ambiente excluyente. A veces estoy hablando con alguien a quien acabo de conocer y me dice: «Pero ¡si tú eres Javiera Mena! ¡No me había dado cuenta!». Te imaginan más inaccesible. No soy el tipo de artista que me considero superior por hacer música, es un trabajo y llevo una vida bastante parecida a la que puede llevar cualquier persona que trabaja día a día. Obviamente es un poco más loco todo, tengo viajes, la gente te adula… eso es lo único que hace que sea distinto. Es un poco una doble vida, sí. [Risas]
«No me siento emparentada con estas diosas gringas, para nada. Aunque me gustan mucho, igual. Ellas son grandes empresas y ¡yo apenas soy una PYME!»
Justo ahora que está en entredicho la excesiva sexualización de las estrellas femeninas del pop, en el mainstream sobre todo, tú, desde un ámbito independiente, has coqueteado un poco con esa idea, también. Y pienso más en el vídeo de ‘Espada’ que en la portada del álbum en sí. Curiosamente, son críticas que pueden partir indistintamente de sectores feministas como de sectores más conservadores, más políticamente correctos. ¿Cuál es tu postura al respecto de esta polémica?
Me lo he planteado y sí, es curioso que se me pueda meter en el mismo saco que Miley Cyrus, pese a que estoy en otro universo artístico. Pero no me siento emparentada con estas diosas gringas, para nada… [Risas] Aunque me gustan mucho, igual. Ellas son grandes empresas y ¡yo apenas soy una PYME! A nivel de ideología… Yo misma me considero feminista, porque en realidad hago lo que quiero y también muestro un rol de poder, de igualdad.
Muchos de los mejores pasajes del disco o los que al final tienen mucho gancho son instrumentales. Y en una entrevista que te hizo hace tiempo Marina de Klaus & Kinski para nosotros, curiosamente decías que te gustaría hacer más canciones en esa línea. ¿Quizás es que se acerca el disco de club, el disco instrumental de Javiera Mena?
Efectivamente, es una faceta que disfruto mucho. De hecho, cuando era adolescente y empezaba a componer yo no pensaba en cantar, y de hecho fue lo último que hice. Empecé escuchando Offspring, Prodigy… pero ya muy chica, pre adolescente, andaba metida en raves y aquella onda me gustaba mucho. Y bueno, hago canciones pop y me encanta, pero creo que me gustaría combinar un poco. Cada vez pienso más en un disco con cortes instrumentales o incluso un disco de ambient. Después de estos tres discos, bueno cuatro [NdE: se refiere al disco de demos ‘Primeras composiciones 2000-2003], creo que viene otra etapa, de moverme por otros lados, porque me aburre también hacer siempre lo mismo. Hace poco me llamaba un amigo para que hiciera una cosa para una película, no sé, quizá lo haga. Volviendo a la pregunta, en este disco quise hacer canciones que se pudieran extender, como aquellas extended versions de los Pet Shop Boys, en los que los instrumentos que se están moviendo ahí son tan importantes como la voz. Están diciendo y están narrando también.
Finalmente, que no está del todo claro… ¿Va a tener ‘Otra era’ una edición física en España? Al margen de las recompensas del crowdfunding que hiciste, ¿se podrá comprar en vinilo y CD?
Sí, habrá edición física en vinilo y en CD. Los vinilos para la gente del crowdfunding aún tienen que llegar, se han demorado porque las fábricas de vinilos están ocupadas y el diseño es muy especial, con colores plateados. Cuando repartamos los del crowdfunding aún quedarán vinilos para vender. Deberían estar en un par de semanas y los CDs, aunque trajimos la versión chilena para vender en los shows, estamos en conversaciones con sellos para poder hacer una edición española también. ‘Mena’ se agotó, tenemos que hacer una reedición, y estaría bueno aprovechar y hacer una versión española. En Chile no tanto, pero aquí la gente tiene cultura de comprar vinilos y CDs y es de agradecer.
Has estado haciendo un tour por Chile, Argentina, México… Y, según he leído, has hecho shows para más de 10.000 personas, tenías fans haciendo cola en la puerta como doce horas antes… Allí ya eres una celebridad ¿no?
Sí, en Chile sí.
¿Y cómo es venir y, de repente, ser una artista media del ámbito independiente, que toca en salas de 500 o 1000 personas?
Sí, bueno, es parte del asunto. Volviendo al tema de las popstars gringas, ellas tienen grandes inversiones de promo en todos los países, así que allá dónde van son superestrellas. Yo no dejo de ser una artista independiente. También en Chile, pero allí hay ahora un nuevo interés en lo que se hace allí. Y claro, ocurre que en Los 40 principales de allá funciona como aquí antiguamente, que la gente llama a la radio y pide que nos pongan. Las multis no están tan metidas y eso es lo que hace que yo haya podido alcanzar el Top 3. Se genera una inercia y poco a poco me va conociendo más gente, me llaman para ir a radio, televisión. Ya soy casi folclore nacional.
Tras los shows que hiciste aquí el otoño pasado, en los que vienes tú sola, sin banda, ¿cómo has percibido la respuesta de la gente por aquí?
¡Súper buena! A la gente le encanta que me sincere y diga: «Bueno, yo hago mis discos con el mouse de mi computadora». Aunque hice shows con banda, me emparento mucho más con Pet Shop Boys o Erasure, que van mas por el lado del espectáculo, de bailarines, de vestuario, de luces, de visuales. A mí me encantaría tener las dos cosas, pero es imposible, claro. He tenido que adaptarme, que es algo que me identifica como latinoamericana. Con este formato, el público rock puede pensar que es como un karaoke, pero no se imaginan la cantidad de horas de ensayo que hay detrás de inventar un show en vivo así. Yo no uso bases pregrabadas, las genero en directo. Parto de cero y armo las secuencias nuevamente, que es lo mismo que hacen todos estos referentes, o Daft Punk o Justice, y es lo más divertido.
La sensación es que después de haber venido mucho en 2009, 2010 y 2011 a España parece que a partir de ahí has espaciado más las visitas, ¿no? Por lo menos en lo que a conciertos se refiere. ¿Has tenido miedo de saturar un poco a la gente, de quemar?
No sé, es raro porque me siento internacional y nacional a la vez. Y los grupos de acá tocan ininterrumpidamente y nadie se lo plantea. De hecho, se valora mucho ir a tocar a ciudades más pequeñas, a hacer trabajo de guerrillas [Risas]. He tratado de analizar mucho cómo debo yo integrarme a la música española y, la verdad, no lo sé [Risas].
Es cierto que ahora mismo los grupos a los que mejor les va son los que se curran una base de fans fuerte por todas partes, por pequeño que sea el pueblo. Pero supongo que para ti eso es especialmente difícil, si tienes que hacer un viaje más o menos planificado.
En Chile yo podría dedicarme todo el año a hacer este trabajo de guerrilla por todo el país, que muchas bandas de rock lo hacen. Pero allí igual soy un bicho raro. Poco a poco he ido entrando en el mercado, pero no lo he tenido fácil. En México sí ha sido algo más fácil, quizá también porque soy de afuera me han acogido mejor. Así que he tenido que generar como mi propio circuito entre estos tres países, que están muy lejos uno de otro. Miro mi trayectoria y quizá hoy parece sencillo, pero me doy cuenta de que ha sido un camino complicado.
Cuando tú empezaste a venir, en cierto modo abriste camino a una escena de pop chileno que aquí nos era totalmente ajena y nos sirvió para descubrir un montón de cosas chulas como Dënver, Gepe, Astro… Pero tengo la sensación de que hubo cierto furor que, por desgracia, se ha rebajado un poco. Quizá por eso, porque es bastante más difícil de lo que pueda parecer ¿no?
Gepe se dedicó más al trabajo regional, Perú, Bolivia… que van muy bien con su rollo. Astro están yendo mucho a Argentina pero claro, ellos son un grupo, así que se multiplican las complicaciones y los números. A mí me encanta venir y, como soy solista, me invento maneras. Yo me he focalizado en volver y volver, a pesar de que cueste. Ahora pretendo que este retorno sea un nuevo renacer de mi disco porque no lo he presentado mucho acá, y también quiero volver en el verano. Pero no, no es fácil tener aquí movimiento. No lo es para los grupos españoles, imagínate para los chilenos.
He visto en redes sociales que para esta minigira que habrá en abril aquí en España estabas ensayando con la compañía de danza Les Filles Föllen, con la que creo que ya trabajaste el año pasado, en el BAM. ¿El plan es que te acompañen solo en Barcelona o en todos los shows?
No, las vamos a llevar a todos los conciertos en España. Las llevamos a Madrid, a Valencia… A Tuixén [NdE: Benet, también guitarrista del grupo Les Sueques] me la he llevado a coreografiar a mis chicas mejicanas, y me la quiero llevar a Chile también. O sea, ya sin Tuixén no hay coreografía. Ha sido muy lindo conocerla, porque ella tiene realmente una lectura de la coreografía muy muy positiva, dice mil cosas con su baile y estoy muy contenta con el resultado.
Prácticamente tienes una segunda residencia aquí en España porque pasas largas temporadas. ¿Hasta qué punto te han influido como artista estas estancias en España? No me refiero solo a la música en sí, o a otros artistas que hayas conocido, sino a las ciudades, la gente… ¿Hasta qué punto eso se ha reflejado en tu música?
La primera vez que vine a España, que fue no hace mucho, cuando me invitó Erlend Øye en 2009, me di cuenta que era otro mundo a pesar de que nos unía el idioma. No solo en cuanto a infraestructuras, que para mí fue un impacto ver que se anunciaba el tiempo de espera de un tren o un bus y se cumplía, sino también en cuanto a la cultura y el arte, que tienen un espacio social muy importante y desde hace mucho tiempo. En Latinoamérica hay otras necesidades primordiales que cubrir y, claro, lo cultural queda como en un tercer o cuarto plano. Me sorprendió mucho, como decía antes, la cultura de clubs, con muy buenas instalaciones de sonido, las programaciones… Allá tú vas a una fiesta y la gente solo tiene muchas ganas de bailar y es como más agradecida. Eso también es muy lindo.
Hace poco has colaborado en un tema de El Último Vecino, de su último EP. ¿Cómo surgió esa colaboración y cuál es tu aportación a ese tema?
A Gerard le gustaba mucho mi música y él me buscó. Yo escuché su música y me encantó, y lo encontré muy carismático en vivo también. De hecho le invité al BAM a cantar conmigo. La canción es de él, yo simplemente la interpreté, hice algunos coritos ahí. Le tengo mucho cariño a Gerard, tenemos muchas cosas en común. Los dos amamos los 80, los dos somos amigos de Borja Prieto, él nos presentó. Entonces, nos escribimos con frecuencia y tenemos muy muy buena relación.
«Cuando era adolescente, llegaba la Rockdelux con tres meses de desfase y la devoraba, escuchando todos estos compilados del sello Elefant, de Austrohúngaro, con muchas bandas… Le Mans era una de las que más me gustaban»
Ahora me imagino que estás muy empapada de la escena musical española y catalana. ¿Qué has descubierto que te haya gustado especialmente? ¿Hay algún artista con el que crees que aunque todavía no haya surgido pero que crees que puedes tener cierta conexión para hacer algo juntos?
En realidad para mí no era tan ajena antes, porque cuando era adolescente, llegaba la Rockdelux con tres meses de desfase y la devoraba, escuchando todos estos compilados del sello Elefant, de Austrohúngaro, con muchas bandas. Entonces, Le Mans era una de las bandas que más me gustaban, que creo que tienen algo que ver con otra banda que me gusta mucho y que siempre la recomiendo, Single.
Sí, son Teresa e Ibon, que empezaron en Aventuras de Kirlian, luego Le Mans…
El último disco me parece una obra maestra de principio a fin. Como para sentarse con los ojos cerrados e imaginarte miles de cosas. El sonido que agarraron… Hidrogenesse también me gustan mucho, Chico y Chica… También me gustan mucho los DJs más comerciales, como ese de «Johnny, la gente está muy loca…» ¿Sak Noel?
Sí, creo que sí. ¿Es en serio?
Sí, bueno, hay una escena de todo ese tipo de música acá que yo creo que me parece de otro nivel. No sé cómo se llama este sello de todos esos DJs que todos son muy muy muy bakalas, así. Toda esa onda más comercial igual me gusta. La encuentro súper. Hay una cultura de música electrónica muy potente.