Sois un grupo que se toma su tiempo para sacar nuevas canciones (o al menos esa es la sensación desde fuera), especialmente al comienzo de vuestra carrera, pero de repente tenemos relativamente reciente tu disco como Acuario y uno nuevo de nudozurdo poco después. ¿A qué se debe este cambio de tendencia?
En este disco tal vez hemos tardado un poco más, pero date cuenta que hemos hecho un acústico entre medias. No eran canciones nuevas, pero también nos llevó tiempo grabarlo. Con este disco ha sido un proceso natural, ha habido instrumentos nuevos, cosas nuevas y al final se ha dilatado un poco más.
Hablando de ese proceso: dada la fuerte presencia de sintetizadores en ‘Rojo es Peligro’, uno podría pensar que has trabajado en ambos discos a la vez… ¿ha sido así? ¿cuál ha sido el proceso de trabajo si no?
No, ha sido uno seguido del otro. Empecé con Acuario y tenía algún tema que no estaba seguro de si acabaría en Acuario o en nudozurdo, pero según iba viendo el tratamiento de las canciones, me centré primero en Acuario. Ese disco estaba terminado hacía tiempo, lo que pasa es que tardó un poco en salir hasta que encontré el sello adecuado. Después me puse con los temas de nudozurdo.
Hay canciones en el nuevo trabajo, como ‘Felicidad Réplica’, que suenan a los nudozurdo que conocemos, pero otras como ‘Semillas Nuevas’ remiten más a lo que has hecho con Acuario. ¿Ha habido canciones que en un principio iban para ‘Cassette para los niños’ y que han acabado en el nuevo álbum? ¿Ha sucedido al revés también?
Sí que ha habido dos o tres canciones que en su momento más seminal no tenía muy claro hacia dónde iban, pero las propias canciones me iban dando pistas y por ello no me ha resultado difícil saber cuáles iban a un lado y cuáles al otro. En general te puedo decir que el 80% de las canciones de cada disco, una vez que me puse a trabajar en ellas, ya tenía claro en qué dirección iban a ir.
Si no hubiera sido por la aventura de Acuario, ¿sonaría ‘Rojo es Peligro’ como lo hace? ¿Iba a aparecer la electrónica fuera como fuera?
Cuando me he puesto con el disco de nudozurdo ya tenía un conocimiento de los sintes y de determinado software, y a la hora de ponerme con estas canciones, que ha sido posterior a Acuario, ya me encontraba más suelto para hacer todo ese tipo de trabajo. En ese aspecto, todo lo que he hice con Acuario sí que ha beneficiado a Nudozurdo, pero ha sido una cosa como más general.
En la nota de prensa se comenta que en ‘Rojo es Peligro’ abandonáis la aspereza, la oscuridad y la urgencia de ‘Tara, Motor, Hembra’, sustituyéndolas por luz y espacio… ¿Hasta qué punto es esto cierto? Vale que haya temas más luminosos, pero en muchos sigue estando esa sensación de angustia de siempre…
La diferencia con otros discos de nudozurdo es que en éste he trabajado menos con el grupo, he trabajado más en casa casi hasta el final y es verdad que ahora hay más teclados. Entonces, eso ha podido crear un clima más tranquilo musicalmente, pero creo que las letras no se diferencian mucho de los otros discos y las intenciones tampoco.
Precisamente te iba a hablar de la vuelta a tus lugares comunes como letrista… vuelve a haber referencias al rencor por desamor, a la necesidad de afecto, a paisajes y personas oscuras… si hay luz en estas letras, a simple vista no se encuentra…
Quizá lo que pasa es que es un disco menos nervioso, es más plácido de alguna manera y a eso se refiere la nota de prensa al hablar de luz, pero eso no es lo más importante, el punto de partida ha sido en casa y eso es lo que lo hace diferente a partir de cero con el grupo, improvisando, creando más tensión.
Si antes podíamos determinar las influencias musicales, hablando de post-punk, de kraut… ¿ha habido nuevas influencias para este disco o siempre fuiste fan de sonidos electrónicos?
Es difícil, porque tendrías que meter cantidad de cosas en la batidora. Más que grupos en concreto, quizá ha habido una necesidad de tener el control del trabajo desde el principio hasta el fin, sin mezclarlo con otras ideas, haciéndolo en casa y no teniendo que ir a otros sitios. Después lo hemos grabado en estudio, evidentemente, pero lo más importante era querer expresarme, eliminando guitarras, dando más espacio a la voz… Por eso no sé si es tanto hablar de grupos concretos que hayan podido tener una influencia, más bien se trata de un estado mental, un proceso al que llegas tras haber hecho varios discos de una determinada manera y de haber hecho muchos conciertos de una determinada manera, donde lo importante era la energía y el ritmo.
Habéis funcionado como trío durante un tiempo, pero con la fuerte presencia de sintes, ¿cómo va a ser la formación de directo? ¿Habrá alguien a los sintes?
De momento no va a haber nadie más, vamos a disparar cosas. También estamos en un proceso de ver qué funciona y qué no funciona, porque hay canciones con varias pistas de teclado, entonces tenemos que simplificar todo eso y ver cómo lo vamos a llevar al directo. De momento vamos a usar un ordenador.
Meta sigue siendo tu perfecto escudero al bajo, pero ahora tenéis a Ricky Lavado de Standstill como batería. ¿Cómo surgió la colaboración?
Le conocí hace un par de años, trabajó conmigo en Acuario y es muy sencillo trabajar con él, es un batería muy bueno que le da mucha energía a las cosas, le da el seny catalán a todo, el sentido común.
«La verdad es que cambiamos mucho de formación por diversas circunstancias. A veces no conectamos bien con la gente que entra, a veces esa gente también tiene otros proyectos, es una cosa un poco abierta. Quizás estamos acostumbrados a que un grupo es una cosa estática de la que no se ha de mover nada y si sucede así también es estupendo, porque los lazos humanos se refuerzan, pero está bien que entre gente, porque así también cambian los discos»
¿Habéis estado a punto de dejarlo alguna vez? Entre los cambios de formación, los problemas que tuvisteis en la gira de ‘tara’ y la salida del disco de Acuario, no era difícil imaginarse que tal vez nudozurdo habían pasado a mejor vida…
Tampoco fue para tanto, cancelamos cuatro o cinco conciertos. La verdad es que cambiamos mucho de formación por diversas circunstancias. A veces no conectamos bien con la gente que entra, a veces esa gente también tiene otros proyectos, es una cosa un poco abierta. Quizás estamos acostumbrados a que un grupo es una cosa estática de la que no se ha de mover nada y si sucede así también es estupendo, porque los lazos humanos se refuerzan, pero está bien que entre gente, porque así también cambian los discos. Parece que los cambios están reservados al universo de los solistas, si eres solista puedes cambiar todos los músicos y nadie te pregunta nada, pero si eres un grupo es raro. Hay grupos como Stereolab que han tenido millones de integrantes y creo que eso enriquece también los discos. Parece un mal síntoma en un grupo, pero yo no lo veo así.
¿Cómo ves la formación actual? ¿Crees que están aportando mejores cosas que cuando había otros miembros?
Es que cada formación es diferente, es una aportación diferente la que hace cada persona. Reconozco que me gustan los cambios, que haya gente que toque de otra manera, que me lleve a otro sitio… por eso quizá este disco es diferente también. Es difícil explicar por qué te apetecen las cosas. Simplemente llegan y a mí me gusta coger caminos nuevos. Por otro lado, todo tiene su parte de riesgo, es decir, cuando cambias mucho hay momentos de cierta inestabilidad hasta que las cosas ruedan lo suficiente, pero yo también soy de los que me canso muy rápido si entro en una dinámica en la que todo se repite. Necesito cambiar los directos, el sonido de los discos… Si no, llega un momento en el que tengo la sensación de que estoy haciendo algo que ya he hecho antes y eso no me gusta».
Pero, ¿cuál es el motor de tanto cambio? En directo también es notorio que algunos temas cambian bastante respecto a su versión original…
Intento revivir las canciones, es todo lo que puedo decirte. Intento que vuelvan a estar vivas, sentirlas como la primera vez que las toqué. No estoy limitado a «esto tiene que ser así y esto tiene que ser asá», sino que voy haciendo cosas y voy escuchando lo que está saliendo, para que me lleve a otro sitio. Además, cada sala suena distinta. Muchas veces, los grupos nos empeñamos en hacer las cosas igual, cuando de repente tienes un sonido en la sala distinto al que esperabas y de repente está todo más seco o suena demasiado la batería. Tienes que escuchar lo que está sucediendo para ver si la canción tiene sentido en ese espacio».
En ‘Tara, motor, hembra’, así como en los años precedentes, había dos guitarras en la banda, pero poco después pasasteis a ser trío y ahora entiendo que sigues estando tú solo a la guitarra. ¿Cómo te has sentido más cómodo en el escenario, con dos guitarras o con solo la tuya?
Hay temas en los que siento que no es necesario tocar con nadie más, pero hay canciones que han nacido con dos guitarras y tengo que hacer cosas con pedales o cosas que voy grabando en directo sobre la marcha para rellenar un poco más y tener la sensación de que se parece a lo que hicimos en los discos anteriores. Al principio, nudozurdo era un trío y hemos vuelto a ese triángulo mágico de rock, que si lo controlas es estupendo, pero ahora estaba pensando que para próximos conciertos podríamos contar con alguien que hiciera teclados y guitarras, ver cómo son los temas nuevos, por si necesitan una mano.
¿Cómo surgió la idea de hacer un disco en acústico?
En un momento dado, llevábamos una racha de muchos conciertos acústicos a lo tonto y me di cuenta de que era un formato que me gustaba, porque la voz no estaba ahogada por el resto del grupo, que era una cosa que con nudozurdo sentía en ocasiones. No podía estar por encima de todo el follón que se estaba montando, y como vocalista es bastante frustrante. Eso es lo bueno también de tocar solo con una guitarra, tiene mucho que ver con la voz porque la guitarra es un instrumento que está en una frecuencia parecida a la de la voz. Si tú manejas la guitarra, estás controlando el espacio donde puede estar la voz. En el formato acústico me pareció muy liberador que la voz tuviera una importancia más preponderante y de hacer acústicos pasamos a plantearnos el disco en acústico, que además me parecía una manera de llegar a otras personas que igual no les podía gustar el formato principal de nudozurdo.
¿Puede ser que aprendierais algo de este formato para encarar los nuevos temas?
En el fondo me parece que el nuevo disco es una prolongación del acústico, porque el acústico me hubiera gustado hacerlo de otra manera, hubiera querido jugar mucho más con las cuerdas, pero no hubo tiempo y al final solo lo hicimos con ‘Dósis Modernas’, que es el único tema en el que desapareció todo, hicimos solo voz y un arreglo de cuerdas que quedó muy chulo. Todo eso que me hubiera gustado hacer en el acústico lo he podido hacer de alguna manera con teclados en ‘rojo es peligro’, probar todas esas texturas y olvidarme de las guitarras un poco.
¿Habrá continuación a ‘Cassette Para Los Niños’?
Sí, Acuario tiene visos de continuación, pero todo dependerá de lo que podamos tocar y de adónde nos lleve la música, de los sellos, soporte económico… Desde luego en casa voy a seguir trabajando y haciendo cosas aparte.
Cada disco de nudozurdo, si no me equivoco, se ha hecho con una formación distinta… ¿Estás satisfechos con todos ellos? ¿Volverías a grabar alguno o algunas canciones de alguno con la formación actual?
Soy muy perfeccionista y siempre tiendo a ver las cosas no sé si de una manera negativa, pero no con satisfacción. Me pasa algo curioso: cuanto más tiempo pasa desde que he grabado un disco, más me gusta. Por otro lado, lo último que hago me gusta mucho, porque es lo que más nuevo me suena, pero luego necesito que vaya pasando un tiempo hasta entender lo que hecho. Ahora miro hacia atrás y me siento orgulloso de las cosas que he hecho y de cómo las he hecho, porque era lo que quería hacer. Siento que he sido valiente. Quizá el acústico es el menos personal de todos, porque es una revisión de los temas, pero me parece que es interesante haberlo hecho, lo volvería a hacer.
«Una de las cosas que más me disgustan es el sonido del primer disco, porque ahora lo haría de una manera completamente diferente, pero también tiene su sentido, porque entonces no teníamos ni puta idea de lo que era un estudio ni del sonido que queríamos. Nos pusimos en manos del productor de Rosendo, imagínate»
Y, ya que hicisteis una revisión acústica, ¿no te atreverías con una en eléctrico?
¿Regrabar en estudio? ¿en eléctrico? ¿coger el primer disco y regrabar? Es una idea (risas). Una de las cosas que más me disgustan es el sonido del primer disco, porque ahora lo haría de una manera completamente diferente, pero también tiene su sentido, porque entonces no teníamos ni puta idea de lo que era un estudio ni del sonido que queríamos. Nos pusimos en manos del productor de Rosendo, imagínate. Hizo lo que le dio la gana, asesorado por nosotros, pero había una diferencia generacional muy grande. Hasta eso tiene su valor, no saber hacer las cosas en un momento dado también tiene su valor. Podríamos volver a grabarlo mejor, pero ya no sería lo mismo».
Foto: Luis Díaz Díaz.