La mujer no da crédito de que se vaya a estrenar una nueva versión en 3D y dice que la serie estaba mal hecha: “todo el día con la boca abierta, era dificilísimo doblarlos”, indica, con mucha razón. Además, revela que a ella lo que le gustaba era doblar a divas de Hollywood por las tardes. ‘Heidi’ le tocaba por las mañanas y lo odiaba. «Me caía fatal, esa puñetera niña me dejó muda. Pero no le guardo rencor a pesar de que me robara la voz». Continúa, más moderada: «Me quedé sin voz durante la serie por la dichosa Heidi. Durante un tiempo, tuvo que sustituirme una compañera, le dejamos unos casetes para que pudiera imitarme. No voy a negarlo, supe darle ternura, el tono de una niña tan chiquita, de cinco años. Todos me lo decían y lo cierto es que fue un boom».
También tiene unas palabras para el idioma original, el japonés: “oíii táaa yáaa». Uf, qué cosa más fea de idioma. “¿Pero qué habla esta idiota?”, me decía yo. Doblar dibujos es desagradecido, pero los japoneses son aún peor, es una tarea desagradable, de repetir constantemente, de ir ajustando”. Finalmente, tiene unas palabras emocionantes cuando cuenta que ella bautizó al pajarillo Pichí y el equipo de doblaje no podía soportar escucharla decir: “abuelito, abuelito, ¿volverá Pichí a casa?”. “Selica, para, que nos vas a hacer llorar”, le pedían. Todo el artículo, imperdible, y con fotos de la entrañable Selica, aquí.