No nos extraña que Mumford & Sons hayan huido del banjo en el «difícil tercer disco» después de todos los imitadores que les han salido. ¿Habrán escuchado lo de La M.O.D.A.? El paso a guitarras más arrebatadoras por un lado y la búsqueda de nuevas texturas por otro es casi un cliché en la historia del rock en este punto de su carrera: no les quedaba otra salida tras los seis millones vendidos por ‘Babel‘. ‘Wilder Mind’ es algo holgazán en algunos de sus momentos, como ‘Hot Gates’ o ‘Cold Arms’, que pegada a una escueta guitarra eléctrica, más que emocionante, suena aburrida. Sin embargo, sí sale triunfal de algunos de sus desafíos, puesto que los de Marcus Mumford han sabido a qué puertas llamar: las del productor James Ford (Arctic Monkeys) y Aaron Dessner de The National. A estos recuerda el espléndido primer corte, ‘Tompkins Square Park’, en referencia al lugar de Nueva York en el que quedar por última vez con esa novia que tantas veces te ha mentido, y también entre sus mejores canciones suenan ‘Believe’, en cuyo inicio tantean las texturas de los últimos Coldplay
; ‘Snake Eyes’ y ‘Ditmas’, a pesar de -o gracias a- sus obvios in crescendo; y la trepidante ‘The Wolf’. El empeño de mantener una relación desastrosa ocupa casi todo el álbum, garantizando, como el sabor a folk que se mantiene en pistas como ‘Broad-Shouldered Beasts’, la fidelidad de gran parte de su público. Bilbao BBK Live les espera y ellos no han cambiado tantísimo como para defraudar a nadie.
Calificación: 6/10
Lo mejor: ‘Tompkins Square Park’, ‘Believe’, ‘Snake Eyes’, ‘Ditmas’.
Te gustará si te gustan: Coldplay, The National y ellos mismos
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