Poca calma había momentos antes de que Jota, Florent, Eric, Banin y Julián pisasen el escenario, pues la expectación era máxima, igual que máxima la tensión en las caras de los asistentes. Frecuentemente se les ha tachado de dar conciertos irregulares, pero el de la noche del viernes en Madrid fue de los buenos, de hecho de los mejores que recuerdo tras haberlos visto una decena de veces. Salvo algún que otro problema de acople con el micro de J, el sonido fue considerablemente bueno, a lo que hubo que sumar una impecable actitud de la banda y un repertorio que fue bastante equilibrado entre las facetas más densas y más pop de Los Planetas.
Incluyendo dos bises, la hora y tres cuartos que permanecieron en escena comenzó con psicodelia densa, destacando la emocionante ‘Ya no me asomo a la reja’. Si el comienzo había sido impresionante, el público alucinaría cuando empezaron a desgranar hits del tamaño de ‘Santos que yo te pinte’, ‘Devuélveme la pasta’ o ‘Toxicosmos’ (otro momento muy especial de la noche), ante los que un fiel y (como era de esperar) entregadísimo público lo dio todo. El buen ambiente que se respiraba también se notaba sobre las tablas, con un agradecido J que mostraba su alegría por estar actuando en la capital. No faltaron temas nuevos, como la tremenda ‘El Duendecillo Verde’, pero parece que la balanza se ponía a favor de la nostalgia.
Remataron en los bises con ‘Segundo Premio’ y el show no pudo terminar de mejor manera cuando empezaron a sonar los acordes de ‘David y Claudia’, último tema del repertorio. Entre pogos, lágrimas de emocion y coros a viva voz, seguramente pocos salieron descontentos de un concierto que confirma a Los Planetas como grandes del indie, por mucho que otros llenen más estadios o congreguen a público más joven, muchas veces a cambio de pervertir su sonido en favor de lo abiertamente comercial. Son leyenda y realidad y cualquier duda que pudiera surgir sobre ellos quedó bien disipada: hay Planetas para rato y esperamos un nuevo LP como agua de mayo. Enormes.
Foto: Patricia Blas.