Miguel y Fran son una pareja residente en Barcelona que comenzó su relación cinco años atrás. En su día se prometieron que si duraban cinco años juntos se casarían. Ahora, cinco años después toca enfrentarse a esa promesa que no están seguros de querer cumplir. Sobre esta premisa se construye la estructura de la serie, planteando cada capítulo como una visita de la pareja al escenario de algún amigo con su propia fórmula de convivencia para contrastar cómo encajaría la misma en su propia realidad. A saber: dos amigos, gay y lesbiana, que se casan para conseguir sus propios fines individuales, una pareja que sigue viviendo junta a pesar de haber roto la relación dos años atrás, otros que decidieron escapar de la ciudad y vivir en la soledad del campo, etc. Por otro lado, otro aspecto inteligente de la serie es que los propios seguidores pueden interactuar con ellos y sugerir las realidades que visitar en próximos capítulos a través de su página de Facebook.
Además, cada capítulo se ve salpicado por las intervenciones en directo o a través de Skype de la madre de Miguel, que da su opinión de cada situación que le cuentan armada con un cigarrillo y una botellita de limoncello, como una Carmina Barrios revisitada, menos desquiciada pero igual de divertida. Ella completa el triángulo de los personajes narrativos, arrastrados a participar en la historia por el empeño de Miguel. Ese es otro de lo aspectos maravillosos de la historia: solamente Miguel quiere embarcarse en este viaje exhibicionista. Tanto su novio como su madre se suben al barco contra su voluntad, movidos únicamente por el amor que sienten hacia él y que cada uno manifiesta a su manera.
El título completo de la serie es ‘Te Quiero, Yo Tampoco. (A Gay Thing)’. Tras cinco capítulos emitidos y sabiendo que en algún momento cobrará sentido, creo que la coletilla inglesa está un poco de más. No hay en esta serie nada intrínsecamente gay, no he visto estereotipos cansinos y sobadísimos, no encuentro nada que haga que sólo deba dirigirse al público homosexual. Hasta el momento ninguna de las situaciones vividas o las realidades de los invitados visitados son esquemas vitales que no puedan aplicar a cualquier otro tipo de pareja heterosexual distinta a la tradicional. Esta es una serie que cualquier debería ver, sobre todo si en algún momento hizo alguna promesa que le pueda pasar factura. Yo prometí casarme con mi mejor amigo si llegábamos los dos solteros a los 40, así que seguiré de cerca la serie por si me da pistas para salir del atolladero.