OMD muestra ser «grupo de hits» en Primavera Sound

La jornada inaugural del miércoles del Primavera Sound en el Fòrum, con actuaciones gratuitas y abiertas a la ciudad, hace tiempo que se convirtió en una más del festival, a pesar de su naturaleza pretendidamente relajada. Tras Las Ruinas, que abrieron a una hora tan temprana como las cinco de la tarde y Panamá, Christina Rosenvinge presentó ‘Lo nuestro‘. A mi llegada, tras las dos primeras canciones, la encontré, guitarra en ristre, interpretando ‘Lo que te falta’ con intensidad. Pero lo que veía encima del escenario apenas tenía traducción en lo que se escuchaba. Supongo que alguien decidió que ya estaba bien de gente hablando a grito pelado en los conciertos gratuitos y nos castigó con un volumen ensordecedor. No, no se oían las conversaciones del público, efectivamente. Pero a Christina tampoco. Su voz, la guitarra y los teclados se ahogaban en el magma de un sonido pésimo. Lástima, porque Christina lo estaba dando todo, especialmente en ‘La muy puta’, en el que era todo carisma y sensualidad escénica, pero nos escatimaron la mayor baza de la canción: su mordaz letra. Por suerte, a algún técnico se le ocurrió tocar el botón adecuado y en la última canción, ‘La tejedora’, Christina desplegó todo su poder. Su voz de repente se escuchó alta y clara, la banda sonó arrolladora y tejieron un final épico, demoledor, a base de gritos ululantes y dejes casi metaleros. Si todo el concierto hubiera sonado así, triunfo absoluto.

Cinerama debieron vengarse de su concierto en el Apolo en la fiesta de presentación del cartel del Primavera Sound. Si allí fueron sepultados por las conversaciones, aquí su música sí que brilló. El sonido continuaba altísimo pero diáfano, por suerte. Con la formación de gala -una superbanda formada en su mayoría por chicas de negro-, David Gedge en traje azul y cierto aire de crooner de andar por casa, demostraron que les sienta mucho mejor el casi verano que el triste invierno. Abrieron con ‘Kerry Kerry’, empezó a caer el sol y entramos, gracias a ellos, en ese puntito de felicidad festivalera, cuando piensas que no puede existir nada mejor y no quieres estar en ningún otro lugar. Así, flotando, presentaron canciones de su nuevo disco ‘Valentina’, atacaron un ‘Careless’ maravilloso y cerraron con ‘Wow’, mientras David se despedía y dejaba a la banda tocando y tocando mientras se te dibujaba una sonrisa en la cara.

Sacrifiqué a Albert Hammond Jr. por la cena y me planté con antelación para ver a las estrellas de la noche, OMD. Quisieron acabar rápido con la agonía del público ocasional, porque abrieron con ‘Enola Gay’, mientras la masa se deshacía, coreaba a base de lo-lo-los su mitiquísima línea de sintetizador y Andy McKluskey, pletórico, pegaba botes, jaleaba al personal y pedía palmas. OMD nos vinieron a decir que este era un concierto de festival («¡Esto no va de cultura!» nos soltó Andy) y que ellos eran un grupo de hits, así en plural.

Convirtieron su set en un jolgorio repleto de éxitos, en el que ellos parecían estarse divirtiendo aún más que el público, desgranando unas versiones bastante fieles a las originales pero en clave absolutamente festiva. Continuaron con ‘Messages’, en ‘Tesla girls’ hasta hubo conato de pogo entre el público y ‘History of Modern Art I’ Andy la vivía y la saltaba como si en ello le fuera la vida. Incluso Paul Humphrey, que abandonó el teclado para cantar ‘(Forever) live and die’ y una celebradísima ‘Souvenir’, se dejó arrastrar por la euforia, contraviniendo a su aire de diputado «torie» cincuentón.

El cénit llegó con la dupla ‘Joan of Arc’ y ‘Maid of Orleans’. Andy se volvió loco; el público aún más, incluso recuperando los lo-lo-los. Después de esta, la gente se fue marchando, quizás satisfecha de que hubieran-tocado-ya-las-buenas. También Andy parecía cansado y menos entusiasmado que al principio, aunque lo continuaba botando todo, ya fuera ‘Talking Loud and Clear’, una canción nueva, o ‘So in Love’. Pero se recuperaron del pequeño bache, no se achantaron a pesar de que la retirada del público era ya evidente y Andy se vino arriba con ‘Locomotion’. Cerraron con ‘Sailing the Seven Seas’ y una gloriosa ‘Electricity’, que presentaron como «la primera, la más rápida. Y una canción que podéis escuchar en el metro» (su famosísimo soniquete suena en los avisos del suburbano barcelonés de manera omnipresente). Una celebración y la constatación de que siguen siendo muy grandes.

Fotos: Dani Canto, Primavera Sound.

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Publicado por
Mireia Pería