Estaba claro que, entrados en el fin de semana, la segunda jornada del Primavera Sound iba a recibir una mayor cantidad de público. El jueves ya se notaban aglomeraciones, pero no hasta el punto de que prácticamente toda la explanada de los escenarios Primavera y Heineken estuviese rebosante de asistentes durante el concierto de alt-J. Probablemente esta noche veamos algo parecido con The Strokes, pero, a falta de saber lo que sucederá, aquí va lo acontecido el viernes.
Antonio Luque tiene bastantes razones para ser feliz, al menos sabiendo que cuenta con bastantes fans incondicionales, como se pudo comprobar cuando Sr. Chinarro pisaron el escenario Ray-Ban a media tarde. No obstante, a Luque se le veía especialmente alegre, llegando a dedicar canciones al respetable. Con su habitual e infalible banda es difícil errar, así que bastó con que sonaran temas como ‘El Rayo Verde’, ‘Famélicos Famosos’, ‘Una Llamada a la Acción’ o la siempre emocionante ‘Babieca’ para ganarse el favor de los allí presentes. Para quienes comenzaron la jornada con el sevillano, desde luego fue una estupenda manera de dar el pistoletazo de salida al viernes.
Una sensación eterna en el Primavera Sound es la indecisión entre asistir a un concierto u otro cuando, por la enorme oferta, más de uno se solapa. Entre Patti Smith y The New Pornographers me acabé decantando por los canadienses, pues su ‘Brill Bruisers‘ me fascinó, siendo uno de mis álbumes favoritos del año pasado. No estuvo Neko Case, pero Kathryn Calder fue digna sustituta al cantar, por ejemplo, ‘Champions Of Red Wine’. Los de A.C. Newman también interpretaron otros cortes de su último trabajo, como el tema titular o ‘Backstairs’, con la energía que se esperaba de ellos, una energía que el público devolvió bailando o dando palmas. No se olvidaron de grandes momentos del resto de su discografía, destacando ‘Moves’ o ‘Sing Me Spanish Techno’.
Un concierto de aires tan lisérgicos como el de White Hills tal vez pedía ser programado a altas horas de la madrugada y no cuando aún no había anochecido, pero eso no amilanó a los neoyorquinos, que, dispuestos a arrasar con todo fuera la hora que fuera, dieron el mismo concierto que hubieran dado en un club de su ciudad, al menos con la misma actitud (¿estarían sobreactuando un poco, tal vez?). Presentando ‘Walks For Motorists’, recorrieron temas como ‘No Will’ o la brutal e hipnótica ‘Lead The Way’, logrando conectar con varios de los presentes frente al escenario Adidas Originals.
Por la fiesta que generan en cada concierto que dan, estaba claro que el retorno de Belle and Sebastian al Primavera Sound iba a ser algo especial, pero fue especial por partida doble: era el cumpleaños de Denny, el hijo de Stuart Murdoch y además era la primera vez que Denny asistía a un concierto de su padre. Sea como fuere, la actuación de los escoceses fue una gozada, un set conciso en el que repasaron parte de lo mejor de su carrera (faltaron muchos hits, pero es que tienen tantos que en una hora no daba tiempo a todo), entre temas recientes, como ‘Nobody’s Empire’ o ‘The Party Line’ (para la cual -y para otras también- contaban con unas estupendas proyecciones); no tan recientes pero no tan añejos, como ‘Funny Little Frog’ o ‘Another Sunny Day’; o de sus primeros tiempos, como ‘Electronic Renaissance’, ‘The Boy With The Arab Strap’ (en la que Stuart se bajó al foso para sacar gente a la que subiría a bailar al escenario) o ‘Get Me Away From Here, I’m Dying’. Una noche fabulosa en la que banda y público volvieron a confluir.
Ya decimos que la oferta era más que suculenta a todas horas y tal vez a The Church les tocó pagar el pato, teniendo a Sleater-Kinney tocando a la misma hora. Había gente frente al Ray-Ban, pero no toda la que se hubiese esperado ante una ocasión tan importante como la de presenciar un concierto de los míticos australianos, quienes siguen en activo desde hace treinta y cinco años y, por si fuera poco, con un estupendo nuevo álbum como ‘Further/Deeper’ bajo el brazo. Pocos tienen la clase de Steve Kilbey al tocar y cantar y la verdad es que la banda de Sidney nos tuvo comiendo en la palma de su mano desde el minuto uno, comenzando con una hipnótica ‘Block’, a la que siguió ‘Reptile’, un tema de los más memorables de su carrera. La escasa hora que tuvieron supo a muy poco, pero la aprovecharon bien repasando temas de su último trabajo, como ‘Toy Head’ o regalándonos una ‘Under The Milky Way’ que no podía faltar en su repertorio. Ojalá que vuelvan pronto y que sea el doble de tiempo. ¿Un Auditori quizás para la próxima vez? Ellos lo merecen.
En cada edición del festival barcelonés llega un momento (normalmente sucede una vez pasada la medianoche) en el que dices «esta es la última vez que vengo», porque se hace difícil aguantar tanta aglomeración y la locura que supone querer estar en tres escenarios al mismo tiempo, cuando a estos los separa una distancia considerable. Sí, a veces es un verdadero estrés, pero cuando te brindan la oportunidad de ver a un grupo como Ride, empiezas a relativizar y seguramente vuelvas el año siguiente y vuelta a empezar. Si en otros años estuvieron presentes My Bloody Valentine o Slowdive, la reunión de los de Oxford tenía que tener parada en el Primavera. Andy Bell, Mark Gardener, Steve Queralt y Laurence Colbert merecieron mayor reconocimiento hacia el final de su carrera y este regreso parece que está teniendo el éxito que siempre merecieron. Con un envidiable estado de forma (hay que ver la energía que imprime Colbert a su batería), ofrecieron un repertorio que no fue sino el grandes éxitos que todos esperábamos. Está claro que quieren olvidar sus años finales y por ello apenas repasaron algún tema de ‘Tarantula’ como ‘Black Nite Crash’ para centrarse en su época dorada, la que va desde sus primeros EPs hasta ‘Going Blank Again’. No hubo un momento flojo en toda la hora y media que permanecieron sobre el escenario Primavera: comenzando con ‘Leave Them All Behind’, nos mantuvieron en vilo tema tras tema, esperando con anticipación cual sería la siguiente canción que sonaría. Pocos quedarían insatisfechos con un set en el que también sonaron ‘Dreams Burn Down’, ‘Seagull’, ‘Chrome Waves’, una emocionantísima ‘Vapour Trail’ o una brutal ‘Drive Blind’ en la que triplicaron el parón de ruido que tiene ésta en su versión de estudio, dejándonos boquiabiertos como harían los de Kevin Shields del mismo modo en ‘You Made Me Realise’ años atrás. En esta vida hay que evitar regodearse excesivamente en el pasado, pero esta vez mereció mucho la pena. Bendita nostalgia.
Como avanzábamos al comienzo del artículo, el llenazo que tuvieron alt-J durante su actuación (la primera que ofrecían en Barcelona, como se encargaron de recordarnos) fue apoteósico y por ello las pantallas y altavoces extra vinieron de perlas para ver la actuación de la banda de Leeds, quien se declaraba fan del festival y muy afortunada y entusiasmada de pertenecer al cartel de este año, como nos recordaba el dicharachero teclista Gus Unger-Hamilton. La entrega del público ya la tenían de antemano, así que solo tuvieron que hacer sonar lo mejor de sus dos álbumes para dejar claro el porqué de su tremendo éxito. Era difícil no contonearse al son de ‘Taro’, ‘Tesellate’, ‘Hunger Of The Pine’ o ‘Fitzpleasure’, así que solo había que dejarse llevar. Su propuesta tampoco daba lugar a muchas sorpresas, sencillamente se limitaron clavar las versiones de estudio, pero eso no es algo negativo para una banda que no lleva demasiado tiempo en activo: dadas las dimensiones que están tomando sus conciertos año tras año, no parece mala idea su planteamiento, ayudados además por unas trabajadas proyecciones (que a veces se pasaban de moñas, como la de las palomas blancas revoloteando, pero que acompañaban bien). A falta de verlos en una sala, por ahora es innegable la importancia que tienen y supieron jugar bien la carta de cabeza de cartel en el Primavera Sound.
Más crónicas del viernes de Primavera Sound, aquí: Patti Smith, Sleater-Kinney…
Fotos: Dani Canto, Eric Pamies.