Clásicos Que Nunca Lo Fueron: ‘Stolen Voices’ de White Label

Título: ‘Stolen Voices’
Artista: White Label
Sello: White Label (2011)

El título no deja lugar a dudas: voces robadas. Voces de artistas conocidos, y por tanto con problemas de copyright, aunque provengan casi todas de maquetas, clips en directo u otras rarezas. Y sin embargo han pasado más de diez años desde aquel ‘Grey Album’ de Danger Mouse y su polémica con la EMI y parece que las compañías se toman ya este tipo de experimentos de otra manera. O quizá simplemente este ‘Stolen Voices’ no puso en marcha a los departamentos legales de ninguna multinacional porque no tuvo el impacto global de aquello que el NME describió en 2004 como “el gran disco vanguardista del milenio”. Sea como fuere, precisamente por ese impacto moderado revisitamos hoy aquí este interesante experimento musical, vanguardista también y con un giro más creativo, si cabe.

El músico británico Steve Augley está detrás de la idea, que llegó a tener edición en vinilo, en formato -obviamente- “white label” (“¡meta!”), es decir, en tirada pequeña y con la etiqueta del vinilo en blanco, al estilo de ese tipo de discos que por ser una prueba de máster o simplemente por contener remezclas de material legalmente dudoso se prensan sin información. No es algo nuevo, pero cierto es que en la última década han florecido especialmente este tipo de pequeñas tiradas con remezclas de baile o adaptaciones reggae que incluían “voces robadas”, algunas tan brillantes como el ‘Reggae Rigby’ de Loo & Placido (The Beatles) o el ‘What’s Going On Bumpin’ Remix’ (Marvin Gaye). Pero el disco que hoy nos ocupa es diferente: mientras que el 99% de estas recreaciones son simples remixes, o mashups del fondo instrumental de una canción y la voz original de otra, lo que Augley hizo fue montar una banda para grabar nuevas instrumentaciones que acompañasen a las voces originales. La idea lleva pues el concepto de mashup o de remezcla un paso más adelante, porque pretende enriquecer la voz preexistente con un nuevo background musical, interpretado expresamente para recolocarla en un contexto nuevo. Además, para evitar jugar con voces y melodías ya trilladas, la otra premisa del proyecto era utilizar voces provenientes de demos y grabaciones raras. Y lo que podría haberse quedado en un experimento curioso, una mera ocurrencia, dio sin embargo como resultado uno de los discos más brillantes de 2011.

‘Stolen Voices’ se abre con ‘Jean 1’, y mantendrá esa modalidad de títulos durante el resto del LP, en misteriosa alusión al nombre de pila del artista “robado” y sin especificar el título de la canción original. Jean no es otra que Jean Terrell de las Supremes, cuya voz fue extraída para este tema de un “album track” de su disco de 1972 producido por Jimmy Webb, la canción ‘5:30 Plane’, que White Label recrean transportándola de su arreglo midtempo original a un estilo más Northern Soul, con instrumentación más contundente y un precioso vibráfono. Un comienzo correcto, pero lo mejor está por venir… la magia empieza a partir de ‘Todd’, que eleva ‘The Ballad (Denny And Jenny)’ de Todd Rundgren a un plano onírico que la original quizá dejaba entrever pero que no llegaba a realizar completamente. Pianos hipnóticamente arpegiados, guitarra acústica, interludios de batería y arpegiadores de sintetizador, además de una preciosa guitarra eléctrica, acompañan a la voz de Todd, extraída de una versión en directo de la canción, grabada en el Fox Theatre de California en 1971:

La voz, a pesar de estar sacada de un viejo clip de Youtube, funciona perfectamente. Anthony, uno de los miembros de White Label, nos comentaba por e-mail lo siguiente: “sí, sacamos casi todas las voces de canciones de Youtube y después pasamos muchísimo tiempo filtrándolas para aislarlas, y cambiando la velocidad para que encajasen en el tiempo”.

John 1’ se inicia con similares pianos arpegiados. La melodía no deja lugar a dudas desde el mismo comienzo: se trata de ‘Child of Nature’ de John Lennon, la versión primigenia de ‘Jealous Guy’, una maqueta grabada en 1968 durante el viaje de los Beatles a la India. Podría decirse que el arreglo (piano, guitarra con trémolo y detalles de batería) no es especialmente inventivo (aparte de un puente completamente nuevo), pero precisamente uno de los aciertos de este disco es la sutileza de sus revisiones. A veces no es necesario dar a una canción un giro de 180º grados para mirarla bajo otra luz, en este caso de nuevo con un cierto prisma onírico y ambiental. ‘John 1’ es también una canción que muestra lo lejos que ha llegado la tecnología en cuestión de manipulación del sonido: al oírla se acuerda uno de los dos polémicos singles de los Beatles de 1995/96 (‘Free As A Bird’, ‘Real Love’), en los que la voz de John Lennon, resucitada de viejas demos y remusicada, sonaba como una borrosa psicofonía aplastada por las características baterías de Jeff Lynne. Quince años más tarde White Label, armados de un editor de sonido al alcance de cualquiera, lograban aislar y filtrar la voz de una demo similar con mucha más claridad.

El momento cumbre de la cara A es posiblemente ‘Jimmy’, una recreación del ya legendario ‘Sycamore Trees’ de Jimmy Scott, de la BSO de Twin Peaks. Pretender inyectar un aire más inquietante a tan ominosa pieza habría sido imposible, y sin embargo el resultado se queda muy cerca. La voz de Scott suena inmejorable con ese acompañamiento casi digno de unos Broadcast, con sonoros timbales, sintes y línea de bajo amenazantes, y unos fastuosos glissandos de piano que le van como anillo al dedo.

De ‘Billy’, tema que concluye la cara A, comenta el propio grupo en las notas del disco lo siguiente: “Billy es una maqueta perdida de Billy MacKenzie, el cantante de los Associates. Está reconstruida inspirándonos en las sesiones de Memphis de Dusty Springfield y Elvis Presley”. La voz en este caso está recuperada directamente de las cintas digitales originales, ya que Steve Augley había colaborado con MacKenzie antes de su fallecimiento en 1997. El resultado es una encantadora pieza de blue-eyed soul a base de pianos eléctricos y orquestas sintetizadas que encierra una deliciosa melancolía.

Una nueva Jean (‘Jean 2’) vuelve a abrir cara, la B, aunque no es Jean Terrell, sino Jean King, una vocalista norteamericana de breve carrera pero que grabó esta canción de Harry Nilsson en 1966 para el sello Hanna-Barbera (sí, los mismos). Se titula ‘Don’t Say Goodbye’, y si la original es un oscuro clásico de soul-pop la reconstrucción de White Label es una irresistible actualización con burbujeante órgano y guitarras de pop:

Billie’, una adaptación de la voz de Billie Holiday cantando ‘Prelude To A Kiss’ de Duke Ellington, queda traspasada de la melancolía cromática del original a algo muy alejado de una balada. El ritmo incorpora escobillas, pero no es jazzy, predominan los sintetizadores otorgándole un ambiente funesto e inquietante, abundando en la combinación voz de jazz más frialdad sintetizada aplicada a Jimmy Scott en la cara A.

‘David’ no es otro que Bowie, en otro de los momentos más brillantes de este ‘Stolen Voices’: la pretensión original era coger la canción (‘Tired Of My Life’) y a partir de su demo acústica original -según las notas del disco- “restaurarla a como podría haber sonado si finalmente hubiese aparecido en ‘Hunky Dory’”. Como ocurre tantas veces, la ruta elegida originalmente se desvía y el resultado acaba siendo más original de lo esperado, un collage de las ideas ya de por sí multiformes de ‘Hunky Dory’ y el sonido (ya a estas alturas propio) del grupo. Los glissandos de piano con delay suenan más oníricos que los de, por ejemplo, un ‘Life On Mars’. Las orquestas, sampleadas o sintetizadas, se combinan con las voces recicladas de Bowie en un mejunje más borroso que la nítida producción del disco original… y un interludio con pulsantes bajos y sintetizadores tipo Moog le dan un pátina sci-fi más cercana a ‘Space Oddity’.

Oyendo la parca maqueta de la que sale ‘David’ se aprecia realmente el valor de esta reconstrucción, una pieza que habita en un espacio de fabulación musical fascinante, pero que a la vez tiene un gran valor -más allá de la ocurrencia postmoderna- cuando las canciones resultantes son tan brillantes como ésta. O como ‘John 2’, quizá mi favorita del disco. En parte porque al revelar su origen descubre la existencia de este fenomenal clip de John Martyn en 1978 interpretando ‘Small Hours’ con una pequeña caja de ritmos y la guitarra acústica conectada a su delay de cinta WEM Copycat, creando maravillosas oleadas de sonido (¿por qué nunca nadie recuerda lo fenomenal y adelantado a su tiempo que era el estilo guitarrístico de Martyn?). Ese mismo clip de Youtube es del que White Label sacaron voz y guitarra para crear su propia pieza, en la que la voz de John Martyn pasa por diversos filtros, incluido un acertadísimo vocoder, en un caleidoscopio de beats, ecos, y un precioso arreglo de orquesta. El resultado es como un relanzamiento musical de la idea original de Martyn incorporando elementos nuevos, sin traicionar el espíritu original pero a la vez incorporando nuevo brillo, y con una fragmentación cercana al collage sonoro pero llena de armonía y belleza.

El disco culmina con ‘Dennis’, basado en la mítica demo de ‘Carry Me Home’ de Dennis Wilson de los Beach Boys, una canción que no llegó a incluirse en el disco ‘Holland’, y que aquí es reconstruida de forma especialmente respetuosa, añadiendo piano, órgano y batería más nítida, casi en un ejercicio de restauración, de recreación de un pasado que no llegó a realizarse.

El proyecto White Label sacó una pequeña tirada (“white label”, por supuesto) de ‘Stolen Voices’ e incluso dio algunos conciertos en Inglaterra con el acompañamiento fantasmagórico de las voces, por supuesto sin los medios audiovisuales de aquel maravilloso frankenstein sonoro tan 90s que fue ‘Elvis: The Concert’, en el que Presley cantaba enlatado en la pantalla (su voz aislada con la tecnología existente en 1997) y su legendaria TCB Band le seguía con sincronización digital, tocando en directo. Un experimento que para los fieles de Elvis, fue sin duda casi como el milagro de la transubstanciación digital, años antes de que discos como el que nos ocupa hoy empezaran a remover los conceptos de la cultura de la apropiación y el remix.

Ya en 2012 White Label lanzaron un EP que sirve de alguna forma como epílogo sonoro de ‘Stolen Voices’. Se titulaba ‘1972 EP’, y en él repetían la fórmula con cuatro nuevas canciones de Neil Young, Marc Bolan, Roberta Flack y Fred Neil. Por desgracia el proyecto no tuvo demasiado continuidad, aparte de una estupenda remezcla-regrabación para Emma Pollock. De hecho desde hace dos meses su página web oficial ni siquiera existe. En ella estuvieron desde el principio disponibles las diez canciones para ser escuchadas, ya que nunca contemplaron el resultado final como “su obra”. Parece pues claro que el proyecto tiene pocos visos de futuro, aunque por suerte ‘Stolen Voices’ sigue disponible para ser disfrutado en Soundcloud.

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Publicado por
Jaime Cristóbal
Tags: white label