Algo de eso ha quedado, es cierto. La protagonista, Lola Kirke, parece sacada directamente de la serie de Lena Dunham (y no solo porque sea la hermana de Jemima, Jessa en ‘Girls’). Schwartzman, por su parte, hace el mismo papel cómico de siempre. Y hasta suena, en el tercer capítulo, una versión orquestal del ‘Lisztomania’ de Phoenix, cuyo cantante, recordemos, es el marido de Sofia Coppola. Sin embargo, contra todo pronóstico -o contra mis prejuicios- ‘Mozart in the jungle’ es una ficción mucho menos petulante y estrafalaria de lo que cabría esperar.
La serie está basada en las memorias de Blair Tindall, una oboísta que en 2005 dejó por escrito cómo los músicos de la sinfónica de Nueva York pueden ser tan drogotas como el más toxicómano de los rockeros o cómo los favores sexuales te abren más puertas que cien impecables audiciones juntas (Tindall entró en la escena musical de su ciudad con dieciséis años después de tirarse a su profe de cuarenta y tres).
A pesar de esta base argumental, ‘Mozart in the jungle’ no es un drama denunciatorio ni una sátira rabiosa sobre el backstage de la música clásica. La serie es una comedia ligera, una ficción sin pretensiones tan chispeante como intrascendente. Dudo mucho que a alguien le provoque una carcajada, una reflexión o alguna emoción intensa. No es una serie que te acompañe durante el día ni que te haga clavar las uñas en el sofá esperando a que empiece un nuevo capítulo. No. Es como meter los pies cansados en agua, comerte un helado después de cenar o, como hace Gael García Bernal al final del primer capítulo, escuchar de fondo una delicada pieza para oboe: un delicia tan inmediata como pasajera.
Calificación: 7/10
Destacamos: su afinado equilibrio entre drama (ligero) y comedia (cuqui)
Te gustará si te gustan: ‘Girls’, la música clásica y la parte trasera de los escenarios.
Predictor: ya está confirmada la segunda temporada