Tras un pequeño retraso en el que todos estábamos pendientes de las redes sociales para ver si terminaba en una cancelación en el último minuto, Azealia Banks saltó al Escenario Bilbao, el principal, para dejar bien claro que puede que en Twitter sea inmisericorde y bocazas pero en directo es una tipa simpática capaz de levantar al público a pesar del calor y el horario poco propicio. Todo lo contrario que We Were Promised Jetpacks, que no pudieron hacer nada en el Escenario Heineken apenas una hora antes.
El de Azealia fue, junto con Alt-J y The Jesus and Mary Chain el mejor concierto del día. Por su actitud -estuvo divertida y bailó como la perra que dice ser– y su repertorio del que poco más se puede decir ya, la de Harlem se llevó a todos de calle. Le sobran temazos con los que hacerlo, la verdad. ‘Ice Princess’, ‘No problems’, ‘Yung Rapunxel’ resucitan a un muerto. Acompañada de dos bailarines y un dj que le lanzaba las bases, Miss Bank$ dejó claro con su ‘212’ que si la hubiesen dejado tocar más tarde el show habría adquirido tintes míticos. Desde aquí le pedimos que lance nuevo material ya. Queremos comprobar si todo esto ha sido un espejismo o la muchacha está aquí para quedarse.
Pasar de ‘Gimme a Chance’ a James Bay, sin tiempo apenas para la descompresión, hizo que a muchos les costase acomodarse a la propuesta del autor de ‘Hold Back The River’. Con un setlist que parecía sacado de la banda sonora de ‘Anatomía de Grey’, Bay dejó para el final su hit no sin antes versionear a Alicia Keys. Más pastel no se puede. Con apenas 25 años, el británico de melena lacia llenó hasta la bandera el Escenario Heineken y, los que pudieron escucharle por encima de las conversaciones, estuvieron encantados. Mientras, en la carpa, Catfish and the Bottlemen
, protagonizaron una fiesta en toda regla aunque nadie daba un duro por ellos.Estoy seguro de que si The Jesus and Mary Chain quisieran, podrían denunciar a los asistentes del BBK Live por maltrato. Si ya es extraño que unos cabezas de cartel salgan a tocar en España a las 21:45 (¿lo pedirían ellos mismos?), súmale el desdén con el que el público los trató y tendrás como resultado unas ganas locas de abrazar a los hermanos Reid y susurrarles que ya pasó. Aun así, los escoceses estuvieron PER-FEC-TOS y, para aquellos que tuvieron el mínimo de educación necesario para asistir a una propuesta de estas características, resultó una experiencia casi mística. No creo que haga falta reivindicar el ‘Psychocandy’ – más bien sería cuestión de golpear con él a algunos hasta hacerles sangre – pero pocas veces una gira para celebrar el lanzamiento de un disco estuvo más justificada. Todavía ‘Taste the Floor’ está sonando en mi cabeza.
alt-J volvieron al festival, relegados esta vez a un escenario secundario que se les quedó pequeño, para mejorar todavía el resultado de su anterior visita. Abrir con algo como ‘Hunger of the Pine’ está reservado para ciertos elegidos. Colocarte en un sitio donde las conversaciones de la gente no suenen por encima de la música parece que también. El próximo que me diga que esto es un problema causado por el público inglés va a tener un serio problema.
Con una proyecciones y un sonido espectaculares, los ganadores del Mercury protagonizaron el que probablemente sea el mejor concierto del festival. ‘Breezeblocks’ fue recibida como el gran hit que es -¿verdad que reconforta vivir en un mundo en el que una canción de alt-J puede ser catalogada así?- y la banda se confirmó como una de las propuestas más sólidas en la música actual.
Ben Harper también repetía en el BKK Live -como The Ting Tings, alt-J y Mumford & Sons; igual deberíamos ir ampliando repertorio- y, al igual que ocurrió el jueves con Dover, polarizó a la audiencia hasta límites insospechados. Más de un lustro después de que Harper y The Innocent Criminals decidieran ir por caminos separados, este año decidieron volver y salir de gira. Una gira que, como se demostró ayer, tiene todo el sentido del mundo aunque sólo sea por el placer que supone ver a unos músicos de ese calibre tocando juntos en el mismo escenario. Sobre todo si es con maravillas como ‘With my own two hands’ o ‘Glory and consequence’.
Fotos: Bilbao BBK Live.