Viernes en el FIB: eclecticismo (musical) para las masas

Con el significado de las siglas FIB en la cabeza, se puede entender a la perfección lo que te puedes esperar en esta 21ª edición, un tutti frutti musical que combina nacional e internacional de la misma forma que mezclas rayas marineras horizontales con estampado de leopardo, una supuesta mala combinación que, con la mente abierta, se convierte en algo fresco y chispeante. Ayer, viernes, se celebró la segunda jornada y escogimos una ruta musical que, aparentemente, era algo descabellada pero, con perspectiva, no pudo resultar mejor.

Comenzó la húmeda tarde del viernes con los franceses Moodoïd. Aunque íbamos con cierto escepticismo, la sorpresa fue muy grata. Con una estética entre retrofuturista y disco funky glam de lo mejor de la Motown de los 70, el vocalista de esta banda de psicodelia francesa Pablo Padovani, tiene un harén de preciosas y estilosas mujeres que le acompañan. O bien desde otro ángulo, vive rodeado de glamoamazonas doradas que tocan el resto de los instrumentos. Con un sorprendente y muy fresco directo, interpretaron las canciones de su único y primer disco, ‘Le Monde Möö’. Composiciones como ‘La lune’, ‘Je suis la montagne’, ‘De folie pure’, ‘Les chemins de traverse’ y ‘Yes & You’ retumbaron en el escenario Las Palmas. El cierre, tiki tropical, fue muy divertido y espontáneo, tanto, que una chica que estaba viendo el concierto desde el escenario lateral, cogió una pandereta y se puso a bailar con ellos.

De la psicodelia psicotrópica dorada francesa, dimos el salto hacia una de las futuras (o eso dicen) promesas del pop/rock/folk/hiphop aúnnotengomiestilodefinido británico, Jamie Treays, también (des)conocido como Jamie T. Si bien Moodoïd nos sorprendieron a nivel musical por su buen hacer sobre las tablas, el londinense Jamie T. nos dejó boquiabiertos no por su directo, que fue bastante mediocre, sino por la repercusión que tiene entre las jovencitas. Así, con un aspecto de buen chico de Londres que sólo quiere darte su amor y su corazón (o eso dice él). Aunque intentaba dar lo mejor de sí en el escenario, no tenía ningún tipo de garra, carisma o descaro que te dejara atrapado viendo su concierto. A pesar de haber recibido en dos ocasiones el Best Solo Artist Award de la reputada NME, contar con tres discos a sus espaldas y a punto de salir publicado su próximo EP ‘Magnolia Melancholia’, Jamie T. gustó más que nada a las adolescentes de tercera fila que sienten que esa mirada que ha lanzado al vacío ha sido para ellas. Su séquito de fans, 99% británico, coreó las canciones de su tercer disco ‘Carry on the Grudge’ y también sonaron otras como ‘The Man´s Machine’, ‘Don´t You Find’, ‘Peter’, ‘Back In The Game’ y la (archi) conocida ‘Zombie’. En el momento en el que Jamie dejó de ser un Justin Timberlake del folk británico para ponerse a rapear, sí que nos rompió el corazón, y eso que él nos prometió que no.

nudozurdo actuaron en el escenario de Red Bull en formato trío, sin explotar los matices electrónicos de su último disco. Siguen siendo los mejores puntos de su set la bonita voz de Leo y los momentos en que suenan sus viejos temas, de ‘Ha sido divertido’ a ‘Prometo hacerte daño’ pasando por ‘El hijo de Dios’. El previo al concierto con gente agolpada en primera fila, la prueba de sonido con ellos muy inquietos y con cerveza y cigarrito en mano interactuando con el público, hacía presagiar el show de rock-garage, baile y diversión que esperábamos de Palma Violets. Potente actitud en el escenario de principio a fin incluyendo la bien salvada caída con palo de micro de Chilli Jensson en ‘Walking Home’. El momento álgido no podía llegar sino con ‘Best of friends’, en el que casi todo el público se unió cantando. Un concierto divertido, donde las canciones del nuevo disco ganaron.

Noel Gallagher introdujo una de las últimas canciones de su set indicando: «Benicàssim, nunca decepcionas». Lo cierto es que él sí decepcionó. Si te preguntabas por qué fue The Prodigy el cabeza de cartel sobre el papel, lo cierto es que Noel pasa de hacer el repertorio de «greatest hits» que solía, abogando por un setlist extraño, que ni saca partido de sus composiciones pasadas ni siquiera de lo cuco que es su último disco, ‘Chasing Yesterday’. A duras penas brilló la versión semi acústica de ‘Champagne Supernova’ ni el momento en que recordamos lo que molaban las caras B de Oasis con ‘The Masterplan’. Solo el final con la infalible ‘Don’t Look Back In Anger’ mereció de verdad la pena.

Tal vez fue el hecho de que su show coincidía en horario con los de Noel Gallagher y The Prodigy o que tal vez su propuesta no encajase del todo en el cartel, pero fue bastante triste ver la escasa cantidad de público que eligió ver a Godspeed You! Black Emperor en el escenario Fiberfib. Los canadienses vinieron a ofrecer un show similar al que vimos el año pasado en el Primavera Sound, cercano a las dos horas de duración y con un repertorio centrado en sus trabajos más recientes, algo que tuvo una enorme aceptación en el festival barcelonés. Pero anoche pocos parecían ser fans acérrimos de la banda de post-rock.

Comandados por las estruendosas guitarras de Efrim Menuck y con unas proyecciones siempre acertadas, GY!BE no se amilanaron ante la situación y dieron lo mejor de sí mismos, creando su particular Apocalipsis sonoro, haciendo disfrutar a los presentes hasta que, durante la emocionante ‘Mladic’, el sonido del escenario empezó a fallar, apagándose en varias ocasiones y dando problemas hasta el final de la actuación. La estampa no podía ser más desangelada (cada vez menos público según comenzaban The Prodigy y con el volumen yendo y viniendo), pero la culpa no era de la banda, evidentemente.

Llegó el momento álgido de la noche, con los icónicos e inconfundibles Prodigy. El trío británico se retrasó veinte minutos, sin embargo, a nadie pareció importarle ya que el concierto fue, como dirían por ahí, hitazo tras hitazo. Absolutamente ni una sola persona pudo estar quieta más de medio minuto. Con una impecable puesta en escena, donde los visuales jugaban una parte importante y gracias a efectos de neón, de blanco y negro combinados con los filtros borrosos y, sobre el escenario, con las potentes luces de colores, la formación electrónica jugó al despiste porque, o estabas en primera fila, o era imposible ver el aspecto actual de este grupo nacido en 1990.

Ninguna de sus canciones -referente imprescindible para cualquier DJ de pista de baile- necesita presentación. Así, ‘Firestarter’, ‘Voodoo People’, ‘Breathe’, ‘Smack My Bitch Up’, himnos atemporales y generacionales, fueron combinadas con canciones como ‘Nasty’, ‘Wild Frontier’ o ‘Rock-Weiler’, que forman parte de su último trabajo, ‘The Day Is My Enemy’.

Tras este subidón de adrenalina, esperamos a nuestra última elección de la noche, el productor y DJ francés Brodinski. Con un DJ Set muy correcto y unos visuales psicotrópicos muy buenos que beben de la estética actual post-internet 3.0, su hora de duración se hizo muy breve. Su público se mostraba entregado, pero no en demasía quizá al ser consciente de que todavía quedan dos días por delante. El ingeniero de sonido y productor de techno (n)os deleitó con canciones como ‘Let The Beat Control Your Body’, ‘Gimme Back The Night’ o ‘Follow Me’, y también otras de su último disco, ‘Brava’. El francés recoge el testigo de toda una titánica herencia que le han dejado pesos pesados como Justice o Daft Punk.

La conclusión de este segundo día es muy sencilla: aunque grupos españoles como Elsa de Alfonso y Los Prestigio o los británicos Palma Violets, los rockeros GoodSpeed You Black Emperor y los electrónicos (y sobresalientes) Vessels merecen el mismo o más foco de atención que los titánicos y expertos como Prodigy y Noel, está bien echar un vistazo a los mediáticos para aprender de ellos para saber qué hacer y, lo más importante, qué no hacer. Nadia Leal, Miguel Sánchez, Elena HR.

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Publicado por
JNSP