Izal, nada que envidiar a Kasabian en Low Festival

Ya está en marcha una nueva edición del festival sito en Benidorm y, sorprendentemente, para haber sido la primera jornada, la asistencia fue masiva, con grandes cantidades de público en todos los escenarios casi desde los primeros conciertos hasta los últimos, lo cual nos hace esperar un sábado realmente concurrido. Un público con más asistentes españoles que en otros festivales como el FIB acudía a presenciar un cartel con peso anglosajón, pero con una importante participación de grupos nacionales. A continuación, lo vivido anoche en el Low.

Por problemas logísticos, no pudimos llegar a presenciar los primeros conciertos de la jornada y nos plantamos directamente frente al escenario Budweiser para ver a Los Enemigos, quienes siguen presentando ‘Vida Inteligente‘, su disco de retorno. Aunque su vuelta a los escenarios ha quedado más que justificada con un buen álbum y conciertos con garra, anoche se les veía un poco apagados, como si no se acabasen de acostumbrar al caluroso y húmedo clima. Sonaron clásicos como ‘Desde El Jergón’ o ‘John Wayne’, pero también repasaron temas nuevos, como ‘Cementerio de Elefantes’. Josele Santiago agradeció el calor con el que el público ha recibido el retorno de su banda y quedó gratamente sorprendido cuando una espontánea se subió al escenario para darle besos y abrazos («¡así da gusto!», decía el frontman). Lástima que no fuese su mejor noche, pero no siempre se puede lograr matrícula en un examen.

Con la misma furia y urgencia que desprende ‘Centro Dramático Nacional’, Biznaga ofrecieron con casi toda seguridad el concierto más bruto del viernes. Sobre el escenario Wiko, los madrileños dieron buena cuenta de lo que son capaces con temas como ‘Fiebre’, que demuestran que una vuelta de tuerca desde la oscuridad puede hacer que el punk siga siendo un sonido excitante hoy en día. Todo lo contrario fue el caso de The Growlers, quienes contando con más público y mejor escenario (Ron Matusalem), parece que estaban simplemente de paso. Tal vez sea la actitud de la banda californiana, que acompaña a los suaves sonidos surferos de su música, pero un poco más de garra se hubiese agradecido.

Tras diez años de carrera discográfica, Kasabian no acaban de facturar el álbum perfecto, pero suelen ser capaces de montar una buena fiesta cada vez que se suben a un escenario. Se sabían cabezas de cartel y con la chulería que les caracteriza salieron a presentarnos un ‘48:13‘ que, pese a haber visto la luz el año pasado, sigue trayendo cola. Con la explosiva ‘Bumblebeee’, los de Leicester dieron comienzo a un set con pocos altibajos y donde lo más enérgico de su discografía tuvo el papel protagonista. Repasaron temas de sus cinco álbumes, destacando ‘Club Foot’, ‘Underdog’ o ‘Empire’, pero tampoco quedaban por detrás los temas más recientes, como ‘Stevie’ o la muy fiestera ‘Eez-Eh’. No hay muchas bandas en las que cantante y guitarrista lleven la batuta de los conciertos y Kasabian sacan el mayor partido de esto, con un Sergio Pizzorno que, animando constantemente al público a saltar y a poner las manos en el aire, casi parecía más encendido que el propio Tom Meighan. Remataron la faena con un bis que terminaban aunando ‘Praise You’ de Fatboy Slim con su aclamada ‘L.S.F. (Lost Souls Forever)’. Pizzorno, Meighan & Cía. dieron exactamente lo que el público les pedía, dejándoles como unos de los justos vencedores de la noche.

Al igual que con Vetusta Morla o Supersubmarina, cuando asistes a un concierto de Izal ya sabes que el público (incluso más numeroso que con Kasabian) va a estar totalmente entregado desde el primer tema hasta el último. Sobre el escenario Budweiser, Mikel Izal y su banda comenzaron presentando ‘Copacabana’, tema de adelanto del que será la continuación al exitoso ‘Agujeros De Gusano’ (2013). Más adelante en su actuación tocarían otra nueva, ‘En Aire Y Hueso’, que revelan aires más ensoñadores y menos bailongos en su próximo trabajo, pero tal vez sea demasiado temprano para empezar a evaluarlo. Por lo demás, lo que venimos presenciando en sus conciertos: euforia constante al son de temas como ‘Palos De Ciego’ o ‘Asuntos Delicados’. Otra gran noche para la banda de Madrid.

Aunque lo más fácil era ir de escenario grande en escenario grande, por la apuesta casi segura que ello podía suponer, estaba bien darse una vuelta por los más pequeños, porque, si ya habíamos visto a unos incendiarios Biznaga horas antes, la propuesta de las danesas Nelson Can en el escenario Wiko tenía también miga: un bajo, una batería y una voz capaces de sonar con la delicadeza de unas Warpaint minimalistas o de desplegar la furia de Yeah Yeah Yeahs con imponentes temas como ‘Letting Go’.

Se vivieron grandes momentos en la noche del viernes, pero para el que escribe lo mejor llegaría bien entrada la madrugada en el escenario Ron Matusalem con Delorean. No sé si es que hace tiempo que no veía a los de Ekhi Lopetegi en vivo o qué, pero nada más hacer funcionar su ensoñadora máquina de baile, era imposible quedarse quieto. Con ganas de escuchar material nuevo de la banda de Zarautz, saciaron la sed con la interesante ‘Crystal’ en forma de adelanto. Sin olvidarse de ‘Apar’ (2013), con potentes interpretaciones de temas como ‘Dominion’, el grueso de la actuación (y el punto álgido de euforia) se lo llevaron brillantes reinterpretaciones de ‘Grow’, ‘Seasun’ o ‘Deli’, clásicos en su discografía a los que daban un nuevo giro en su eterno afán exploratorio, siempre con triunfo. El que estuvo allí y no sudó bailando hasta la extenuación es que no está vivo, así de sencillo.

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Publicado por
Miguel Sánchez