‘Operación U.N.C.L.E.’: ¿espías o desfilas?

Estrenadas con una sola semana de diferencia, resulta tentador comparar dos películas con tantos puntos en común –y a la vez tan diferentes– como ‘Operación U.N.C.L.E.’ y ‘Misión: Imposible. Nación Secreta’. Las dos son adaptaciones de series de televisión de los sesenta, están protagonizadas por un grupo de espías inspirados en James Bond y han sido diseñadas para llevarse una buena tajada de la taquilla veraniega (aunque ya hayan casi acabado con ella los Minions).

Lo que las diferencia, más allá de que la primera respete la ubicación cronológica de la serie original y la segunda sea una actualización contemporánea, es su propuesta estilística y narrativa. Mientras que Christopher McQuarrie, el director de la quinta entrega de ‘Misión: Imposible’, se esfuerza en estimular el interés del espectador por medio de una trama sugerente, unos personajes bien perfilados (para ser un blockbuster) y la elaboración de unas extraordinarias set-pieces; Guy Ritchie, por su parte, adapta ‘El Agente de CIPOL’ poniendo el acento casi exclusivamente en el estilismo visual y sonoro.

La primera media hora de ‘Operación U.N.C.L.E.’ es un dinámico, colorista y virtuoso desfile de modelos (aunque el rollo sixtie esté más sobado que un póster de Audrey Hepburn) a ritmo de Roberta Flack

(‘Compared to What’), Nina Simone (‘Take Care of Business’) y música melódica italiana. Un estiloso y divertido homenaje al universo bondiano y la Roma de la dolce vita, que culmina con una secuencia fabulosa: la persecución en lancha que, gracias a un muy original cambio de timón, se convierte en una elegante, irónica y hasta poética escena de rescate.

Pero, claro, la película dura dos horas. Por muchos colorines, pantallas partidas, coches caros y diálogos sexys (o eso pretenden) que aparezcan, ‘Operación U.N.C.L.E.’ está tan hueca por dentro, su esqueleto argumental es tan frágil, que no se sostiene ni aunque volvieran Stanley Donen y Henry Mancini para sujetarla. La demostración de que, en ocasiones, es mucho mejor un director impersonal pero aplicado (Christopher McQuarrie), que un cineasta con la firma más grande que su talento. 6.

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Publicado por
Joric
Tags: guy ritchie