Parker, sin embargo, no está tan preocupado por el dinero como por que la gente escuche su música. «Si alguien viene y me dice «tu disco me ayudó a superar una ruptura pero me lo bajé gratis», yo le diré «¡estupendo!». Igual no tenía el dinero para comprarse el disco pero lo escuchó de todas formas y es una parte importante de su vida: eso es todo lo que puedo pedir. No quiero sus 20 pavos».
Al final, el músico cree que la verdadera riqueza que puede proporcionar el arte no es económica sino espiritual. «Evidentemente, los artistas han de ganar dinero, pero si haces algo bueno, si haces buen arte, entonces la riqueza te encontrará de algún modo u otro». «[Lo que muestra la descarga ilegal]», asegura, «es que da igual lo que pagues por la música o si es físico o no, porque el efecto que tiene en ti puede ser el mismo».
Parker, eso sí, aclara que le parece bien ganar «una buena pasta» concediendo su música a películas o anuncios publicitarios porque «son las empresas las que pagan por ella, y son ellas las que tienen el dinero». No en vano, Parker ha llegado a asegurar que su canción ‘Elephant’ le pagó una casa después de cederla a una marca de teléfono móvil para uno de sus anuncios.
Aunque Parker se muestra honesto en este tema («solía descargar música ilegalmente, todo el mundo lo ha hecho, nadie es inocente», apunta), cabe preguntarse si la posición privilegiada desde la que habla no influye aunque sea un poco en su opinión sobre la descarga ilegal, viniendo de publicar el disco mejor vendido de su carrera. Claro que, al fin y al cabo, donde se hace dinero de verdad es en los conciertos…