Noise Nebula actúan este viernes 2 de octubre junto a Saint Clementine en Maravillas Club, Madrid.
Día 1.
3:00 AM. Buen desayuno y a Barajas. Las cintas mecánicas de los aeropuertos siempre han tenido su encanto. La escala en Ámsterdam dio para una foto con Andrei Kirilenko y un par de registros yankees de quedarte en calcetines y comprobar que no llevas ningún trasto encima. La comida de los aviones es justo como dicen los monólogos. Saliendo de Ámsterdam a las 9, llegamos a Seattle a las 11, regalo de 8 horas cortesía del Tío Sam. Al aeropuerto nos vino a recoger un hombre en traje que conducía una Chevrolet Suburban como en ‘Mentes Criminales’. Paréntesis en el hotel, colapso a todos los niveles.
Hamburguesa en el Lil’ Woodys con Pavement y Sonic Youth de fondo. Confirmado, habíamos cruzado el charco. Aquí algunos volvieron a los 17 años, sin poder comprar cerveza, pillándola por ellos los mayores del grupo. Bajando desde el Downtown al puerto todo nos recordaba al GTA. Vimos el Public Market, la noria y restaurantes de cowboys. Después, compramos unas cervezas y regresamos al hotel con un taxista auténtico. A la vuelta vimos el Space Needle iluminado y los estudios de KEXP (nos guardamos el tocar allí para nuestra próxima visita). De la azotea del hotel poco hay que decir, desde allí se veía hasta la Torre Eiffel. Al calor de una chimenea de gas iniciamos relaciones internacionales con gente de Austin, TX. Brindamos con unas Pale Ale, que nos llevaron directos a una cama Kingsize al estilo USA.
«Maybe, probably, for sure”.
-Pablo Iglesias
Día 2.
8:30 AM. Muy clapas nos levantamos y fuimos al desayuno en pijama, mucha gente trajeada, gofres, Lucky O’s, muffins, Froot Loops, tortilla con queso, hamburguesas, zumo de naranja y leche como la de los Simpsons, de rata. Sorprendente ver a un tío meterse 1,5 litros de Coca Cola de buena mañana.
Taquicardia de camino al estudio. Fue llegar a Avast Recording y empezar a flipar, nos recibieron Jeremy Lee Given y Bryan Pugh, quien nos iba a grabar. El estudio a simple vista ya era una pasada, pero cuando empezaron a sacar los primeros platillos y toms para que Félix se montase su batería ya estábamos en shock. Un par de horas montando, con la calma. Bryan transmitía muy buena onda y el sitio tenía algo que atrapaba. El equipo que usamos era muy cremoso, Twin Reverb, un Orange, Deluxe y el mítico Ampeg tocho para bajo. Cuando Bryan nos propuso grabar en cinta gostamos de ello. Tras varias horas con ‘Universe’ salimos al jardín de atrás a echar unas canastas y conocer un poco más al equipo, nos hicieron unas cuantas fotos chulas y volvimos a meternos dentro. Nos trajeron unos bocatas con demasiados ingredientes de un sitio llamado Un Bien. Continuamos grabando ‘Dust’ con la tripa. Acabó la sesión de grabación a las 8:30 y volvimos al hotel. En el barrio buscamos bambú para construir la cabaña y al 7 Eleven a por chocolatinas, ramen y Fresisuis para alimentar a los Munchies. Subimos a la azotea del hotel con los texanos del día anterior y volvimos a gostar de las vistas de Seattle de noche. El ambiente se había apoderado de nosotros poco a poco y aquel imponente skyline ya no resultaba tan extraño.
“Catching lightning in a bottle».
-Barbudo tejano anónimo.
Día 3
8:30 AM. Tras la primera noche de verdadero descanso amanecimos de nuevo entre gofres y muffins, dispuestos a arrasar el buffet y cogiendo fuerzas para encarar el estudio.
Nos faltaba grabar ‘Tender Age’ y todas las voces y los coros. Esta canción era la última que habíamos compuesto y no tuvimos ningún problema para rematarla con ligera improvisación. Mazo noventas. Por momentos nos sentimos en nuestro local de ensayo, tocando algo que acabó por llenarnos a todos. Alternamos la grabación con descansos para jugar al fresbee, lo que forzaba una incursión al jardín de los Flanders para recuperarlo de vez en cuando. Llegamos al momento SuperBurrito / SuperQuesadilla del Taco Tequila. Llovía como llueve en Seattle. Tomás grababa los acoples y el resto empapados alucinábamos con los jardines de la zona. El momento de las voces que se había hecho esperar llegó y Félix cantó ópera para Bryan and Co y acabó entre aplausos, como siempre. Bryan nos invitó a darnos un paseo mientras mezclaba. Nos alejamos unas manzanas hasta llegar a una nave rollo ‘Empeños a lo bestia’, donde compramos un busto de Washington que acabó conteniendo el perfume del propio George. Y unos cuantos jerseys. Volvimos a Avast. Quedaba poco pero quedaba lo mejor. Escuchamos los temas con Bryan y los demás, fue muy emocionante. Tres días en Seattle dieron para algo más que tres canciones y se veía reflejado entre esas paredes. Las palabras de Bryan nos tocaron la fibra. Nos hicimos una foto con todos y tras cargar las cosas en el coche; abrazos y promesas de verse. Sentimos morriña nada más doblar la esquina.
Llegados al hotel tocaba la típica jornada nocturna paranormal de los States, incluyendo: avistamiento borroso de Sasquach, abducción y escaneado extraterrestre más conversación enriquecedora con familia de clase media alienígena, fenómeno poltergeist en habitación de hotel 216 y encuentro transdimensional con personajes autóctonos como pudieron ser Kurt Cobain, Hendrix y Bruce Lee. Menos mal que salimos con vida de aquella cabaña construida sobre un cementerio apache.
“It sounds like fucking Seattle”.
-Bryan Pugh
Día 4.
6:00 AM
«Coffee, Tea, Water?” (White Wine)
-Azafata anónima de Delta Airlines».