‘Backstreet Boys: Show’ Em What You Are Made Of!’, ser adulto en una boyband era esto

Imposible, en mi cabeza, no comparar este documental con el de Spandau Ballet que se mostró el año pasado en este mismo festival, Beefeater In-Edit. De entrada, la base es similar: grupo que arrasó gracias al fenómeno fan rememorando su carrera y volviendo al ruedo musical años después de su retirada. Pero si el de los británicos era un film bastante complaciente, el de Backstreet Boys se pasa la complacencia por el forro y se erige en una pieza valiente e incómoda a ratos. Y que juega muy bien con las expectativas del espectador.

Ya la primera secuencia es bastante desmitificadora: Kevin y Howie orinan en el bosque, en medio de una excursión, mientras A.J. suplica que le esperen porque no puede subir la pendiente. A los antiguos jovenzuelos, ahora hombres adultos, la cámara los acompaña constantemente. Son ellos, y nadie más, los que van desgranando su trayectoria como la mayor boyband de la historia, desde que los creó a su antojo Lou Pearlman, millonario magnate de Florida. Entretanto, preparan disco nuevo, ensayan su gira de regreso de 2013 y retornan a los lugares que les formaron como personas. Con un ritmo estupendo, gran cantidad de impagable material videográfico y alternando sabiamente los momentos divertidos (¡esas alucinantes giras por institutos en 1994!) con los emotivos (Kevin rememorando la muerte de su padre), la impresión inicial es que estamos ante otro panegírico para justificar la gira de retorno. Todo ello bien adornado con muestras del espíritu americano de superación y camadería; los BSB se comportan como una panda de amigos del instituto que se juntan, van de acampada y se llevan súper bien, aunque haya sus pequeñas pinceladas de mala sombra y luchas de egos.

Pero es entonces, hacia el último tercio del film, cuando la película toma el quiebro que rompe los esquemas que te habías fabricado y le otorga su justo valor. Coincidiendo con el momento en que narran su apoteosis, los chicos retornan a la mansión de Pearlman, actualmente en prisión por estafa (a ellos los desplumó). Esa sombría visita a la casa que tanto les marcó, ahora vacía, es el punto de inflexión: A.J. comienza a explicar su adicción a las drogas; los chicos se lamentan de no haber sido más que un mero negocio para la industria… Y entonces, en una a priori inocente reunión de trabajo sobre el disco nuevo, estalla toda la tensión entre ellos. La miseria aflora, se dinamita toda la imagen anterior y se muestra la peor cara de la banda (especialmente, de Nick): puñaladas traperas, comentarios hirientes, derrumbes emocionales, recuerdos familiares turbios. Y todo retratado sin ningún pudor. Llegados a este punto, te pasma que la banda haya tenido los redaños de presentarse también así: como un grupo de hombres asustados y mezquinos; seres humanos, al fin y al cabo. Y a pesar de que el final trata de ser exultante, exhibiendo imágenes triunfantes de la gira de retorno, ya no logra evitar que lo veas con cariz amargo. Si a todo esto le unes una sala llena de fans aplaudiendo los momentos álgidos, abucheando en los ruines y cantando a pleno pulmón todos los hits, catapulta la experiencia hacia lo inefable. 8.

‘Backstreet Boys: Show’ Em What You Are Made Of!’ forma parte de la programación de Beefeater In-Edit. Pases y más películas, aquí.

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Publicado por
Mireia Pería