‘Never Turn Your Back on Sparks’: devoción, obsesión, Ron y Russell

¿Cuántas copias de ‘Kimono My House’ puede acumular una persona? Hay un tipo holandés que tiene como dos docenas, atesoradas en una habitación con otros dos mil ítems más de la banda de los hermanos Mael. ¿Tarado? Por supuesto. Pero, ante todo, fan. Y es que este ‘Never Turn Your Back on Sparks’ no es un film sobre Sparks; es un film sobre los fans de Sparks. El director israelí Pini Schatz intenta averiguar por qué, pasados los cincuenta, sigue obsesionado con su grupo favorito desde la adolescencia. En busca de una respuesta, se dedica a viajar por el mundo para inquirir a otros aquejados de la misma idolatría.

Desde su propio Israel a Estados Unidos, pasando por una convención de fans en Brighton y culminando con un concierto en el Barbican Center de Londres, Schatz da voz tanto a seguidores anónimos como a otros de relumbrón (por aquí aparecen Jello Biafra y Tony Visconti, impartiendo espléndido magisterio musical). Todos explican qué les llevó al dúo y por qué, a día de hoy, los siguen adorando hasta el límite de la insania. Algunos, incluso, se dedican a desmenuzar sus canciones, intentando hallar la clave del hechizo, sin lograr dar con ella. Y no, más allá de vídeos de archivo y fotografías, Ron y Russell no aparecen en ningún momento, aunque fueron una gran ayuda a la hora de tramar el documental.

Divertidísimo, verborreico, acelerado (incluso demasiado en algún tramo), el film es una celebración no solo de la música (y la existencia) del dúo, sino de la anomalía y de la excentricidad como estilo de vida, como réplica a una realidad gris y monótona. Y es tan adictivo que, incluso en el supuesto de que no los conozcas, en cuanto termine también acabarás proclamando: “¡Soy fan de Sparks!”. 7,2.

‘Never Turn Your Back on Sparks’ forma parte de la programación de Beefeater In-Edit. Más información, aquí.

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Mireia Pería