Pero en el momento en que aparece un Blixa Bargeld adolescente, se confirma que, efectivamente, todo lo que estás viendo es real. Reeder debía de ir todos los días acompañado por una cámara que le grababa a él y a todo lo que le rodeaba (y nosotros se lo agradecemos), hechizado por una ciudad aparentemente fea, pero sexy y palpitante en sus entrañas. Así, se retrata el movimiento squatter, los enfrentamientos con la policía, la inabarcable, desenfrenada y decadente vida nocturna (casi a la altura de la de la República de Weimar), las bandas ruidistas y alternativas, con Malaria! y Einstürzende Neubauten a la cabeza (Blixa tiene multitud de apariciones estelares), la asumidísima división de la ciudad y la indiferencia hacia el otro lado, los exquisitos invitados atraídos por Berlín (un David Bowie esquivo, Nick Cave en busca de la inspiración perdida), la caída del muro, el ocaso de la escena y su resurgir en forma del movimiento acid house de finales de los ochenta, liderados por WestBam y la Love Parade…
Imágenes, música y gente fascinantes, en un documento que te provoca un desasosegante sentimiento entre la envidia y la nostalgia por lo no vivido. Este es un retrato del ego de Reeder (omnipresente; al fin y al cabo, estamos presenciando su relato de los acontecimientos) pero, sobre todo y ante todo, una declaración de amor a una ciudad y a sus habitantes. 7,4.
‘B-Movie, Lust and Sound in West-Berlin (1979-1989)’ se proyecta en Beefeater In-Edit. Más info, aquí.