‘Lambert and Stamp’, The Who y la extraña pareja

Dos amigos quieren rodar una película, pero no disponen de medios. Se les ocurre que la mejor manera de conseguirlo es encontrar un grupo molón, hacerse sus mánagers y rodar una película sobre la banda. Explicado de esta manera suena bastante absurdo. Pero si añadimos que la ciudad era Londres, el año 1964, la banda The Who y que los Beatles acababan de arrasar con ‘A Hard Day’s Night’, entonces cobra todo el sentido. Porque así fue como Kit Lambert y Chris Stamp se convirtieron en representantes y productores de The High Numbers, una banda sin demasiadas pretensiones. Lambert y Stamp los pulieron, les ayudaron a encontrar su sonido, aguijonearon su ambición y los transformaron en la leyenda The Who. Pero aunque la banda sea omnipresente, aquí se narra, principalmente, la historia de la amistad entre los dos agentes. Era un dúo imposible: Stamp, de extracción obrera, guapo y hetero. Lambert, culto, de clase alta y gay. La suya fue una hermandad cimentada sobre una pasión común, el cine, y un destino que los apartó de las cámaras para meterles de lleno en la música pop, sin tener ni idea previa del negocio.

Este es un documental denso y sustancioso, apasionante. Sus casi dos horas pasan volando, merced a un ritmo inteligente, unas imágenes de archivo estupendísimas (de lo que tendría que haber sido la película de The Who en 1964) y unas entrevistas, brillantes, a amigos, testigos e implicados supervivientes: Chris Stamp, que es capaz de impregnar todo el film con su visión jocosa, jovial y aparentemente alejada de la nostalgia; Pete Townshend, profundo y divertido a la vez y un Roger Daltrey leve pero simpático. Por aquí incluso desfila el hermano de Chris, el actor Terence Stamp. Se dibujan relaciones, recuerdos, distingos (Pete era el niño mimado, Roger se sentía ninguneado) y alguna que otra traición, hasta el despido de la pareja de mánagers en 1974. Pero apenas quedan ya reproches y se relatan los acontecimientos de manera bastante emotiva. Aunque si hay alguien que brilla en toda la película, ese es el gran ausente, Kit Lambert. Una personalidad atormentada por el fantasma de su padre, el compositor Constant Lambert, autodestructiva y fascinante, a la altura del gran personaje mítico de The Who, Keith Moon.

‘Lambert and Stamp’, independientemente del grado de fanatismo hacia The Who que uno pueda sentir, es un documental excitante, que pone el énfasis en las zonas luminosas y trata las oscuras con bastante pudor (no busquéis sensacionalismo aquí), sabe transmitir la euforia de la época y, sobre todo, desprende una inmensa ternura. Porque, tal como expresa Stamp hacia el final, en emocionado recuerdo: «nos queríamos». 7,4.

‘Lambert and Stamp’ forma parte de In-Edit, que se celebra estos días en varios puntos del país.

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Publicado por
Mireia Pería