Este es un documental denso y sustancioso, apasionante. Sus casi dos horas pasan volando, merced a un ritmo inteligente, unas imágenes de archivo estupendísimas (de lo que tendría que haber sido la película de The Who en 1964) y unas entrevistas, brillantes, a amigos, testigos e implicados supervivientes: Chris Stamp, que es capaz de impregnar todo el film con su visión jocosa, jovial y aparentemente alejada de la nostalgia; Pete Townshend, profundo y divertido a la vez y un Roger Daltrey leve pero simpático. Por aquí incluso desfila el hermano de Chris, el actor Terence Stamp. Se dibujan relaciones, recuerdos, distingos (Pete era el niño mimado, Roger se sentía ninguneado) y alguna que otra traición, hasta el despido de la pareja de mánagers en 1974. Pero apenas quedan ya reproches y se relatan los acontecimientos de manera bastante emotiva. Aunque si hay alguien que brilla en toda la película, ese es el gran ausente, Kit Lambert. Una personalidad atormentada por el fantasma de su padre, el compositor Constant Lambert, autodestructiva y fascinante, a la altura del gran personaje mítico de The Who, Keith Moon.
‘Lambert and Stamp’, independientemente del grado de fanatismo hacia The Who que uno pueda sentir, es un documental excitante, que pone el énfasis en las zonas luminosas y trata las oscuras con bastante pudor (no busquéis sensacionalismo aquí), sabe transmitir la euforia de la época y, sobre todo, desprende una inmensa ternura. Porque, tal como expresa Stamp hacia el final, en emocionado recuerdo: «nos queríamos». 7,4.
‘Lambert and Stamp’ forma parte de In-Edit, que se celebra estos días en varios puntos del país.