Según la ICAA, el fraude se habría producido al falsear varios cines las taquillas y la cifra real de espectadores para conseguir estas subvenciones, que pueden alcanzar los 1,5 millones de euros. “Para cobrarla», ha confirmado José Manuel Bernabé, secretario general de la ICAA, «hace falta un mínimo de 60.000 espectadores, o 30.000 si la película es en lengua no castellana”. Varias salas habrían falseado datos, también, “con la finalidad de posibilitar a las productoras su participación en las convocatorias de ayudas a la amortización de largometrajes”.
Los informes señalan que los responsables del «falseamiento al alza de las recaudaciones” son los dueños de las salas pero también productores y distribuidores de las películas, entre los que la ICAA habría descubierto «prácticas previsiblemente concertadas» para el logro de estas subvenciones.
El Ministerio de Cultura modificaba hace unos meses la Ley 55/2007 del Cine para que a partir de enero de 2016 las ayudas hayan de ser otorgadas «a medida que se la película se va produciendo» para evitar este tipo de fraudes que ahora salpican a la industria del cine de nuestro país.