Ayer se anunciaba el esperado nuevo trabajo de Mónica Naranjo y horas más tarde, a las 00:01, llegaba el videoclip para ‘Jamás’, a través de su página de Facebook. Ha sido el acontecimiento musical más importante de la música en español de este 2015.
El clip, que roza lo inenarrable, reúne, sin embargo, tantos momentos y conceptos, que nos hemos visto en la obligación de hacer un pequeño análisis de todo lo que se ve en los casi 6 minutos que dura y que han dirigido David Arnal y Germán de la Hoz.
Lo primero que nos deja claro el vídeo es que se trata del capítulo XV, básicamente porque ‘Jamás’ ocupará ese lugar en el tracklist en ‘Lubna’, el nuevo disco de la artista. Estamos deseando con muchas fuerzas que haya vídeos para todo el resto de capítulos.
La mayor parte de la acción del clip transcurre en una capilla donde Mónica, arrodillada frente al altar, canta e interpreta su papel. Ayer su discográfica dejaba claro que ‘Lubna’ es “una ópera rock, donde la música está concebida para ilustrar la narración de múltiples historias que se entrecruzan”. El detalle de la M bajo el altar rematada con dos corazones no debería pasar desapercibido para sus seguidores.
Sentada entre los bancos de la iglesia está la otra protagonista del clip, una Mónica Naranjo luciendo una peluca de baratillo y unas marcas en el rostro y las manos que no sabemos si son el resultado de una enfermedad, de un accidente o simplemente de la falta de higiene. Está claro que el grueso de la producción no se ha ido en la caracterización.
Muchos nos preguntábamos por qué Mónica Naranjo había elegido esa imagen como carátula del sencillo. La respuesta, como apuntan en nuestros foros, es sencilla: es la misma cara que pone durante todo el resto el videoclip. Las capacidades interpretativas de la de Figueres nos traen a la memoria a otra gran actriz de nombre Sonia Monroy.
“Contaré que parí, un bebé con amor, la mitat era él, la mitat era yo” canta la artista en este primer flashback en el que tiene un hijo que un día jugando descubre que tose sangre. El drama está servido.
El hijo, ya un adolescente, está en la cama de un hospital donde pasa el tiempo haciendo dibujos. Ella le hace compañía sin envejecer ni lo más mínimo de un flashback a otro pero utilizando un pincel para atarse el pelo, para que quede claro que apoya a su hijo artista.
Mónica pone todo lo que puede como actriz pero parece que todo no es suficiente: las caras de la cantante durante el vídeo son para enmarcar. Gracias al cielo que su intención de ser actriz la dejó a principios de la década pasada después de un par de intentos.
La Mónica rubia -no seremos nosotros quienes la bauticemos como Mónica Limón– lleva una caja que en otro flashback tiene la Mónica morena y que parece una referencia a la famosa caja azul de ‘Mulholland Drive’. Y aunque la referencia parezca que le queda grande, hay otros puntos en común, como la doble identidad y el toque lésbico que veremos más adelante.
El encuentro entre las dos Mónicas es casi lo mejor del vídeo. Hace que nos olvidemos de los fallos de raccord, saltos de eje e incongruencias (al principio del clip la rubia aparece con la cabeza levantada mirando al altar y en el siguiente plano aparece con la cabeza gacha. También es destacable el salto de eje en el minuto 4:33, cuando están ambas frente a frente).
Pero el dúo entre las dos es de esas cosas que no vamos a olvidar en mucho tiempo.
Los planos finales de las dos arrodilladas una junto a la otra nos recuerdan inevitablemente a comedias clásicas como ‘Ensalada de Gemelas’ de 1988 o el ‘Tú a Boston y yo a California’ de 1961.
Lo que ocultaba la caja era un dibujo que había hecho el hijo fallecido, pero no un dibujo cualquiera. Se trata de un boceto en el que podemos ver a las dos Mónicas fundiéndose en un beso. ¿Alegoría lésbica? ¿Reencuentro consigo misma? ¿Ida de catamarán? Las posibilidades son infinitas. Sea lo que sea, nos morimos de ganas por saber cómo continúa esta historia. Por el momento tendremos que esperar al próximo 29 de enero, fecha de salida al mercado de ‘Lubna’.