Kings of Convenience: y triunfó el silencio

«El silencio es el tercer miembro de Kings of Convenience», aseguraron Erlend Øye y Eirik Glambek Bøe durante el concierto especial que el dúo ofreció anoche en la sala Apolo de Barcelona en presentación de su álbum debut, ‘Quiet Is the New Loud’, editado en 2001, con motivo del lanzamiento de su nueva retrospectiva. Mucho ha llovido desde entonces (entre otras cosas, dos discos) pero la esencia que permite al grupo llenar salas todos estos años después a pesar de no vender discos como rosquillas ni de ser precisamente niños mimados de la crítica continúa intacta: su calidez y cercanía, la belleza atemporal de sus melodías y ese silencio en el que el público se reconforta a cada canción tendrían el mismo efecto hoy como hace cincuenta años como dentro de otros cincuenta.

El concierto, que agotó entradas a pocos días de salir (había sillas hasta en los pasillos), lo cual dice mucho sobre el poder de convocatoria de este grupo que no saca disco desde 2009, se dividió en dos bloques, la cara A del disco y su cara B, precedidas por sendas secciones de entrevista. No fue aquella una charla especialmente perspicaz (para eso está el libro) pero sí llena de humor, sobre todo por parte de Erlend, que irradia carisma desde que pone un pie encima del escenario. Eirik posee un humor más sutil pero igual de encantador. Verles compartir sus recuerdos con el público, o preguntándole directamente cuándo escucha este su música («¿haciendo el amor? Bien», indicó Erlend) fue casi igual de bonito que verles cantar.

De esta sección, a parte de la confirmación por parte del dúo de que se encuentra trabajando en nuevas canciones, destacaron dos momentos, en primer lugar, la historia del nacimiento del grupo (Erlend y Eirik tocaban en Skog antes de que el resto de integrantes se «deshaciera de ellos», dejándoles a ellos solos con sus guitarras acústicas) y sus (merecidas) quejas con que el público hable durante los conciertos, suyos o ajenos, con Erlend recordando un día en que no se podía oír a sí mismo tocar por culpa del vocerío y con Eirik señalando, elocuentemente: «cuando estoy en un concierto y oigo a alguien hablar, me acerco y le digo: ¿por qué hablas mientras esa persona está en el escenario tocando música hermosa?» ¡Cuánta razón!

Pero el público de anoche no fue a ver a Kings of Convenience para hablar, sino para escuchar. Y escuchó. Desde los primeros acordes de ‘Winning a Battle, Losing the War’ (el grupo tocó el disco íntegro y respetando su secuencia original), pasando por ‘Toxic Girl’ o ‘Singing Softly to Me’, para la que el dúo pidió que el público creara un ritmo chasqueando sus dedos, el silencio no solo fue el tercer integrante de Kings of Convenience sino también parte de la audiencia. Además de las bellas armonías vocales e intrincadas melodías instrumentales del dúo, a través de él brillaron los espectaculares duetos de guitarras de ‘Failure’ y ‘Little Kids’ y la hipnotizante ‘Summer On the West Hill’, que el grupo nunca había tocado en directo hasta anoche al ser una composición compleja que «necesita una afinación especial». No se notó, pues el tema y sus preciosas armonías y punteos fluyeron como seda.

El concierto fue un gran éxito no solo en cuanto convocatoria sino también en cuanto a la entrega del público. No es de extrañar que, terminada la presentación del disco, el dúo saliera a hacer un bis de dos canciones de su último trabajo, ‘Declaration of Dependence‘, y una del segundo, ‘Riot On an Empty Street’, animándole a abandonar sus sillas para verles de pie más cerca y bailotear (como hacía Erlend mismo) al ritmo de ‘Mrs. Cold’, la espléndida ‘Boat Behind’ y ‘Misread’. La simbiosis entre música y público fue perfecta pero es que lo que ofrece el dúo, que es una cercanía y una calidez propia de tus mejores amigos, solo puede celebrarse de esta manera. ¿Cuándo decís que vuelven?

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Publicado por
Jordi Bardají