‘El Reino’: Carrère regresa con uno de los libros del año

Un libraco de más de 500 páginas sobre los orígenes del cristianismo, de título severo, alegórico y en mayúscula, y con una pintura religiosa barroca ilustrando la cubierta (‘Los cuatro Evangelistas’, de Jordaens). Si aún queda alguno por bostezar, o es teólogo o no es humano. Pero si ese libro está escrito por Emmanuel Carrère, ya puede tener 10000 páginas, la letra más pequeña que una Biblia de bolsillo y la foto en sepia de Rouco Varela en la portada: la diversión está asegurada.

Los protagonistas de ‘El Reino’ (Anagrama) son el converso Pablo de Tarso y su discípulo, el evangelista Lucas. Y la hoja de ruta, las epístolas del primero y el evangelio del segundo. Sin embargo, como es habitual en las novelas de no-ficción de Carrère, la heterodoxia y las sorpresas serán una constante. ‘El Reino’ comienza con la serie ‘Les Revenants’ (de la que Carrère es guionista), continúa con una crónica autobiográfica (el relato de su depresión, su conversión al catolicismo y su reconversión al agnosticismo), avanza con una biografía sobre Pablo y Lucas, sigue con una muy personal interpretación de los textos evangélicos y termina como un gran fresco histórico sobre el primer siglo de la era cristiana. Luego, a modo de epílogo, nos deja una sustanciosa propina: una reflexión sobre la fe de las que se te quedan en la cabeza durante días.

A cualquiera que haya leído alguno de los últimos libros de Carrère toda esta hibridación “capotiana” no le sonará extraña. El escritor francés vuelve a aplicar de forma magistral esa fórmula caracterizada por la mezcla y el libertinaje de géneros: ficción, metaficción, biografía, autobiografía, ensayo, investigación histórica, crónica periodística… Un método que ha hecho fortuna (recordemos la reciente ‘El impostor’, de Javier Cercas) y que le permite, por ejemplo, bromear sobre la rivalidad entre el “apóstol del prepucio [Pablo] y el de la circuncisión [Santiago]” o trazar paralelismos tan insospechados como sugerentes: desde el comunismo soviético, al que compara constantemente con el cristianismo primitivo, hasta Philip K. Dick o las webs porno.

Los orígenes del cristianismo, la Rusia de los últimos cincuenta años (‘Limónov’), el tsunami que devastó Sri Lanka en 2004 (‘De vidas ajenas’), la mente de un impostor y criminal (‘El adversario’) o un pueblecito de los Alpes (‘Les Revenants’). Carrère puede viajar en sus novelas a donde quiera, que los demás (o por lo menos yo) le seguiremos embobados como los apóstoles a Jesús. 9.

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Publicado por
Joric