La broma partía del planteamiento de que Michael Jackson no había muerto, había estado escondido durante todos estos años, y planeaba volver a la actualidad publicando un disco de duetos en el que se incluiría uno junto al cantante español.
Abraham Mateo, que tiene 17 años, no pudo ocultar su emoción al encontrarse con su mayor ídolo musical, que le preguntó por su opinión sobre la tortilla española, ignorando -o eso parece- que se trataba de un imitador.
Ver al pobre chaval pensando que se va a desmayar cuando conozca a Michael produce una mezcla de ternura y diversión difícil de describir.