Adiós a Lemmy de Motörhead: la peor inocentada

La noticia de la muerte de Ian «Lemmy» Kilmister (1945-2015, cuatro días después de su 70 cumpleaños) llegó a las redes en las primeras horas de la madrugada del día de hoy, así que, durante unos segundos, pensé que era una inocentada más, pasando irracionalmente por alto el hecho de que el Día de los Inocentes en la cultura anglosajona es el 1 de abril (April Fools’ Day). Pero claro, ¿quién imaginaba que Lemmy nos fuera a dejar tan de repente? Es cierto que su salud se había deteriorado en los últimos años, teniendo incluso que cancelar conciertos a mitad de set, pero todos teníamos asumido que era inmortal, como Ozzy Osbourne: había vivido su vida al límite, permitiéndose excesos con el alcohol (la leyenda dice que se bebía una botella de Jack Daniel’s al día) incluso llegando a una avanzada edad y aun así seguía sacando discos y girando con Motörhead, su proyecto principal. Al frenético ritmo de un álbum cada dos años, ‘Bad Magic’, el que será último trabajo de Motörhead (con Lemmy vivo, al menos), vio la luz el pasado 28 de agosto y los iba a traer de gira por nuestro país en febrero, así que lo último que podíamos esperar era su muerte. A sus problemas respiratorios y coronarios, que ya le tuvieron batallando en años recientes, se ha sumado una forma muy agresiva de cáncer que se lo ha acabado llevando al otro lado.

Mucho se va a decir estos días sobre el legado del legendario músico, así que vamos a intentar ir a lo esencial. Tras unos comienzos pasando por distintas formaciones, el primer proyecto de renombre para Lemmy tuvo lugar en la primera mitad de los setenta formando parte de la banda de space rock Hawkwind, con la que facturó los mejores trabajos de su carrera, destacando conocidos singles como ‘Silver Machine’ y álbumes como ‘Space Ritual’. Fue expulsado en 1975, lo que llevó a Kilmister a dejar la psicodelia a un lado y abrazar el rock and roll con todas sus fuerzas al formar Motörhead. Con una agresividad y una velocidad que los acercaba tanto a los fans del metal como a los del punk, la mítica banda vivió sus años de mayor gloria entre finales de los setenta y principios de los ochenta, con álbumes como ‘Overkill’, ‘Bomber’ o ‘Ace Of Spades’, que dio también título a su tema más célebre. Hacia la segunda mitad de los ochenta, la banda había vivido sus años de mayor inspiración y desde entonces hasta nuestros días han mantenido un buen estatus, sacando discos continuistas que, si no traían muchas sorpresas bajo el brazo, al menos mantenían una mínima solidez (con AC/DC sucede lo mismo).

La influencia de Lemmy en la música es innegable, con bandas como Metallica citando a Motörhead como uno de sus principales referentes, pero Lemmy ha logrado trascender su propia música y su figura y temerario estilo de vida han dado lugar a varios documentales, destacando ‘Lemmy: 49% Motherfucker, 51% Son of a Bitch’, de 2010, en el que participan amigos como Ozzy o Alice Cooper y fans como Dave Grohl, quien también le escribió un tema para su proyecto Probot y le incluyó en el videoclip de ‘White Limo’, de sus Foo Fighters. Le creíamos imbatible, incombustible, eterno, así que con su marcha nos sentimos un poco más mortales. Abracemos su música, que es lo que siempre permanecerá entre nosotros y es lo que, al fin y al cabo, nos da la vida en nuestro día a día.

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Publicado por
Miguel Sánchez
Tags: motörhead