Hinds / Leave Me Alone

«Escrito en medio de un huracán de 133 conciertos durante 2015 por estas guerreras del rock and roll, solitarias pero satisfechas»: así anunciaban Hinds en una de sus redes sociales la salida de este disco, esperadísimo por sus seguidores y, suponemos, por infinidad de curiosos. Verdaderamente 2015 ha sido un año histórico y frenético para el grupo, y alegra mucho comprobar que el vendaval que las ha llevado por medio mundo no les ha impedido grabar un excelente debut. De hecho han conseguido la rara hazaña de embotellar el huracán y que el disco suene producido pero a la vez fresco, sin traicionar la espontaneidad de unas canciones que tras ese número de conciertos podrían muy bien haber perdido toda la frescura. Primer acierto, por tanto, el seguir contando con Diego García en la producción, experto en recoger su sonido con viveza y sin distracciones.

Segundo acierto: incluir las canciones previamente publicadas -como ya adelantaban en nuestra entrevista de hace casi un año– que unidas a sus nuevas composiciones redondean un disco de gran nivel compositivo, y que muestra muy bien todas las caras musicales de esta banda, que son más de las que puede parecer a priori. El comienzo con ‘Garden’ es casi perfecto: un ejército de (dos) guitarras «jangle», reverb de muelles y punteos perezosos inician el disco con compases melancólicos reminiscentes de las mejores Slumber Party, y con las voces de Ana y Carlotta peleándose por cantar una excelente melodía pop: «y yo no volveré a decir que me hielo de frío, y tú ya no dirás que estás aburrido / porque puedo llevarte a bailar; úsame para sentirte en casa». A partir de ahí, canciones muy redondas, con un sonido loablemente simple y contundente, con cada elemento perfectamente en su sitio (gran sonido de guitarras capturado por Paco Loco).

Canciones nuevas, como ‘Warts’ o ‘Easy’, que aportan novedades rítmicas al repertorio y sacan partido melódico a clásicas secuencias de acordes con la espontaneidad que sólo un grupo que graba su debut es capaz de tener. Pero también viejas conocidas: en la «sección central» del disco (eso si eres de la generación playlist; si no sería «al final de la cara A y principio de la B») se agrupan con gran acierto canciones de su discografía en single. ‘Castigadas en el granero’ -regrabada para la ocasión- prueba simultáneamente que no han perdido nada de la frescura de aquel single pero también lo que han progresado construyendo canciones: comparada con, por ejemplo, ‘Garden’, casi se queda en un tema menor. Y entonces llega, inesperadamente, ‘Solar Gap’, un precioso instrumental al estilo de las baladas clásicas de película de surf y otras joyas de la era dorada del sonido instro. Para muchos pasará desapercibida, pero es quizá de las sorpresas más preciosas y delicadas del disco, una canción que les augura un prometedor futuro como compositoras.

Funciona además como punto central en la secuencia de canciones, o como último escalón que conduce a su punto central álgido, la canción ‘Chili Town‘, que inicia la cara B. Es quizá la canción de pop más perfecta del disco, junto con ‘Garden’: una melodía tremendamente melancólica con el contrapunto de la guitarra y versos intercambiados perfectamente entre las dos vocalistas. Parece obvio señalarlo, pero este diálogo musical, en el que las cantantes se van alternando las frases y a veces una entra a complementar, reforzar, matizar la otra, es otro de los secretos del éxito Hinds: primero porque no hay casi grupos que lo hagan, o de esa manera. Y segundo, porque parece evocar una conversación entre amigas en la que caóticamente se están escuchando y a la vez interrumpiendo para acabar descubriendo, eufóricamente, que están de acuerdo (al unísono: «¡¡sólo te pido que muevas ficha!!»). Esto funciona especialmente bien en ‘Chili Town’, quizá por tener la letra que traza la imagen más clara de todo el disco (a pesar de los deliciosos surrealismos lingüísticos), la de las noches en las que «la saliva se mezcla con las mentiras» y que acaba con un sarcástico, quizá amargo «forever yours, right?». Pequeños versos que dan en grandes dianas, y más frecuentemente de lo que algunos haters querrían pensar.

El resto de la cara B es un placer: ‘Bamboo’ es otra gran canción pop que suena casi como una revisión siglo XXI de ‘Love Is Strange‘, con la que comparte acordes principales y acertadísimo vibrato en las guitarras. ‘San Diego’ se apoya en una secuencia de acordes ascendente y ganadora, un magnífico riff DIY, y un clímax vocal en los estribillos de esos que han hecho a Hinds un grupo tan contagiosamente coreable. Especialmente con letras de cuatro versos sobre noches, drogas, playas y frenesí. También con ocasionales deslices lingüísticos, puede ser, pero sacados adelante con un desparpajo que parece convencer hasta al más chauvinista de los angloparlantes, de forma parecida a como pasó hace justo diez años con Cansei de Ser Sexy.

El desengaño de ‘I Will Send Your Flowers Back’ (uno de los temas recurrentes del disco) se une en receso acústico a ‘I Will Be Your Man’, que recicla los acordes de la intro de ‘Chili Town’ a modo de «reprise» con nueva melodía. Es la canción quizá más claramente de amor, que sin embargo contiene ese enigmático «podría ser tu nena pero seré tu hombre». El cierre con ‘Walking Home’ es perfecto: voces entrelazadas en un último alarde de esa espontaneidad que sólo se disfruta en un disco de debut. En la línea heterodoxa del grupo, recuerda a Buddy Holly pero a la vez contiene una segunda parte muy Strokes.

‘Leave Me Alone’ vuelve a demostrar algo ya sabido pero no por ello menos mágico: que el adn de la mejor música del siglo XX se transmite perfectamente a pesar de los intermediarios. Seguramente sea cierto que Hinds comenzaron básicamente influenciadas de los Black Lips o Mac DeMarco, pero en sus canciones resuenan exuberantemente desde Buddy Holly y Mickey & Sylvia a los Modern Lovers de Jonathan Richman, las Headcoatees, o hasta la más reciente línea dinástica que une a Best Coast, La Luz, Bleached y demás. Sus cambios de tempo, paradas, vocalistas alternantes y aparente caos controlado no están tan lejos del pop-punk de ‘Karen‘, cuando los Go-Betweens eran también unos veinteañeros semi-amateurs. Es la extraña magia de la música pop.

Pero a todas esas influencias hay que sumar además su sello distintivo, esa cosa tan difícil de conseguir pero que Hinds tienen: canciones eminentemente cantables, coreables, con chispas de caos festivo, e interpretadas de manera terriblemente contagiosa. (¿qué otros grupos podría organizar unas fiestas de presentación incluyendo karaoke de sus propias canciones y salir bien parado? En realidad, no tantos). Es cierto, seguramente habrá cientos de grupos de garage-pop parecidos a ellas, pero de muy pocos se puede decir que sus canciones son reconocibles casi instantáneamente. La portada del disco (una foto tomada en la edición del año pasado del Lurrazpiko Festa) muestra a las cuatro Hinds en actitud post-concierto, agitada y a la vez exhausta. El evidente desparpajo y magnetismo personal que exhiben en fotos como esa, al igual que en sus vídeos y entrevistas (nada desdeñable en el actual y macrovisual panorama) se plasma en proporción directa en su música. En ambos casos parte de un obvio talento, pero también de una ausencia de pose artificial. Las fotos sin «duckface», con naturalidad millenial, se corresponden con unas canciones que son honestas, a menudo excelentes, escritas no para epatar sino para experimentar el placer de tocarlas. Y eso se acaba notando.

Quizá el cantar en inglés las convierte -desgraciadamente- en rara avis de nuestra escena. Sería una pena que ‘Leave Me Alone’ no se convirtiese en un pequeño clásico de la historia del pop español, especialmente cuando va camino de convertirse en uno de los discos clásicos del pop mundial en 2016.

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Garden’, ‘Solar Gap’, ‘Chili Town’, ‘Bamboo’
Te gustará si: te gusta el garage-pop, el sonido C-86, las melodías coreables, o simplemente visualizas una futura escena pop nacional en la que no todo sean letras irónicas y un poco tristonas en castellano.
Escúchalo: Spotify

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Publicado por
Jaime Cristóbal
Tags: hinds