Para ‘Aullidos metálicos’, Fasenuova revigorizan su propuesta ahora de la mano del productor Óscar Mulero, que les ha ayudado a refinar el sonido de sus programaciones y entramados ambientales y dotarlas de una mayor profundidad y nitidez. La intención, esta vez, ha sido «dar forma a un álbum con una estructura similar a uno de [sus] directos». Así, después de deslizar en ‘Hell Angel’ una variedad de paisajes lánguidos y mentalmente desquiciados (a la par que hermosos) hablando sobre «fantasmas brillantes» o de un «paisaje negro y azul con emblemas siniestros», el grupo decide fundirse en una coda ambiental de 4 minutos que es toda una declaración de intenciones. Sin duda, cuando más se comprende ‘Aullidos metálicos’ es saboreado de principio a fin.
Sin ir más lejos, la pista que titula el disco es un interludio ambiental: los «aullidos metálicos» y los gritos terroríficos prometidos en el nombre del álbum aparecen, de hecho, por otras partes, por ejemplo en ‘Siempre, siempre’, un musculoso número de punk electrónico que produce un impactante golpe de efecto tras las lúgubres exploraciones ambientales de la primera pista a través de sus agitados ritmos analógicos. En la otra pista ambiental del álbum, ‘Naves desiertas’, el dúo imagina una especie de mundo distópico de efecto tan subyugante que, cuando acaba, no creerás que dura poco más de 5 minutos. Desde la psicosis, ‘Te quieres pirar’ consigue exactamente lo mismo, hablando esta vez un lenguaje de ansiedad, rabia y terror existencial que nunca cesa en resultar magnético.
Es reflejo del éxito de este disco el modo en que Fasenuova han conseguido desarrollar sus nuevas composiciones desde una mayor paciencia y oído para el espacio, aportando siempre una mayor riqueza de matices a sus arreglos y paisajes sin malgastar un solo segundo de su tiempo ni el de sus oyentes. Los dos mayores logros de ‘Aullidos metálicos’ en este sentido son ‘Bailas perfectamente’, un pegadizo número de complejos tejidos sintéticos que parece directamente rescatado de los 80; y, sobre todo, el single ‘Carretera fluorescente’, que, entre «trajes pulsantes», «espacios alucinantes» y evocaciones de su intérprete «masticando roca y roca de cobalto» y las de un «volcán de la montaña sangrando un rubí con la sangre coagulada entre los labios», constituye la mejor canción del disco y una de las más memorables y accesibles de la carrera del grupo con diferencia.
En la nota de prensa, el grupo define ‘Aullidos metálicos’ como «la banda sonora de la ciudad gigante decorada por los Humanoides Asociados, donde viven hombres libres, neuromantes y ciborgs alucinados». Y en la descripción de su portada (diseñada por Igor Casayjardín), que parece a menudo un texto de William S. Burroughs -aunque ellos citen en la misma a Juan Eduardo Cirlot- el dúo habla de «un hueco entre lo real [y lo] irreal» [y entre] lo humano y la segunda naturaleza» y sobre «metal caliente que grita poseído por su propia consciencia autoadquirida. Atravesar edificios conlleva alguna que otra pérdida, lo mismo que si pasas de un lugar al no mundo». Una sensación similar produce pasar del mundo real al que imagina este disco y, francamente, es tan singular, refrescante y, glups, peligroso que apetece regresar a él una y otra vez, aunque terminemos con la «sangre coagulada entre los labios» de tanto masticar cobalto.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Carretera fluorescente’, ‘Bailas perfectamente’, ‘Hell Angel’, ‘Siempre’, siempre’
Te gustará si te gusta: Suicide, Cabaret Voltaire, Throbbing Gristle, Esplendor Geométrico
Escúchalo: Spotify, Bandcamp