‘Expediente X’: todavía seguimos creyendo

Supongo que no serán pocos los que comiencen ahora a ver ‘Expediente X’ para saber a santo de qué tanto revuelo con la vuelta de una serie que vivió sus mejores años en los 90. Pensando en ellos, Chris Carter ha hecho un difícil trabajo de síntesis intentando resumir en los primeros minutos del primer capítulo de esta nueva tanda todo lo que los demás vivimos con pasión durante la década que estuvo en antena. Un monólogo en off narrado por Mulder que debería bastar para no perderse en todo lo que viene a continuación.

Si eres uno de estos neófitos, puedo entender que este regreso te haya sabido a poco. Incluso decepcionado porque todo sucede de manera acelerada. Pero a mí, que crecí a la sombra de Mulder y Scully, que no necesito explicación de cada personaje y detalle y que me sé la mitología de memoria, no podían haberme dejado con mejor sabor de boca. Y eso que eran muchas las barreras que la serie debía superar para sobrevivir en estos tiempos en los que la tecnología más avanzada está al alcance de cualquiera.

Era fácil mantener el interés en el misterio en una época en la que los móviles, internet y el acceso instantáneo a la información sonaba a ciencia ficción. ¿Pero cómo se desenvolverían estos agentes ahora que todos llevamos un smartphone pegado a la mano? ¿Cómo encajarían sus hombrecillos verdes y su gobierno en la sombra en pleno siglo XXI? En este primer episodio, si sabes descifrar los códigos con los que siempre ha jugado esta ficción, tienes todas las respuestas y, de paso, un buen puñado de nuevos enigmas que ponen patas arriba todo lo que habíamos creído hasta ahora.

Son las ventajas de volver cuando nadie lo espera. No sentir en la nuca el frío aliento de los ratings de audiencia ha permitido al equipo de Expediente X tomarse el tiempo necesario para resolver con soltura todos los desafíos a los que se enfrentaba. Incluir sin que rechinen referencias al mundo de hoy como Obama o Edward Snowden, esenciales para entenderlo. Jugar con los personajes para que nada resulte forzado dentro de ese frágil equilibrio entre tensión y humor que convirtió a la serie en mito.

Gracias a esa libertad creativa Mulder y Scully siguen vivos. Y lo que es mejor, creíbles. Ya sea en momentos serios hablando de aquel hijo perdido; ya sea en alguna réplica divertida –memorable la secuencia en la que Scully le pregunta a Mulder si ha llegado en Uber–, la química entre Gillian Anderson y David Duchovny permanece intacta. Y eso no hay trama ni guión flojo que lo destruya.

Por eso sería ridículo pedirle ahora a ‘Expediente X’ una perfección que nunca tuvo. A lo largo de sus 202 capítulos hubo de todo: episodios excelentes, episodios mediocres y episodios malos. Eso sí, todos tenían algo. Los dos que hemos visto hasta ahora están por encima de la media. Más el primero que el segundo. Dicen los que han visto los cuatro que quedan que la cosa remonta bastante. Si no es verdad, me vale con que mantengan el nivel de lo emitido hasta ahora. Pero si es cierto que lo mejor está por venir, no sé si podré soportar tener que hacerme a la idea de que dentro de un mes se acabó lo que se daba. Ya pasé por eso hace muchos años. Necesito seguir creyendo que este no es el adiós definitivo.

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Leo Hernández