Cosas que se echan de menos en ‘A mi manera’

Siete famosos cantantes del pop español, sobre todo de los 80 y los 90, se reúnen en una casa de lujo junto a la playa para versionarse mutuamente a lo largo de varias semanas. Los elegidos son Marta Sánchez, David de María, Sole Giménez (Presuntos Implicados), Antonio Carmona (Ketama), Mikel Erentxun (Duncan Dhu), Nacho García Vega (Nacha Pop) y un Manolo Tena al que sólo hemos reconocido porque no ha perdido nada de su interesante timbre.

Seducido por un titular que aseguraba que el programa había sido una «cura de humildad» para Marta, uno esperaba un poco de acidez en sus entrevistas mutuas, alguna revelación inesperada por parte del protagonista del día (el primero fue Mikel Erentxun) o un mínimo de competitividad por ver quién podía realizar la mejor versión.

‘A mi manera’, que se emite en laSexta, hace bien en huir de la polémica y del formato reality tradicional para decantarse por otro casi puramente musical. Es una rareza que las siete canciones que se versionan no aparezcan recortadas sino interpretadas enteras en pleno prime-time de la televisión española. Ya pensaba que el telespectador medio empezaba a sufrir un ataque de ansiedad tras el primer estribillo de un tema y finalmente moría de un infarto tras el segundo.

Sin embargo, se han quedado cortos para lograr enganchar a la audiencia. En primer lugar, hay un exceso de buen rollo que ni en el Canal Disney. La sobriedad y pulcritud de ‘A mi manera’ son más propias de la cadena pública que de laSexta. Y en segundo, la selección del cásting echa de menos un poco de variedad y de sal. No estoy pidiendo a mi cantante underground favorito ni a Ylenia, pero después de ver lo que ha hecho David de María con ‘En algún lugar’ de Duncan Dhu (o mejor dicho los músicos) o de comprobar cómo Manolo Tena tenía que leer la letra enterita de ‘Mañana’, no es que haya mucha curiosidad por ver el resto de sus interpretaciones. Igualmente, si bien el tono tranquilo del programa se agradece de verdad, falta un protagonista con un poco de chispa capaz de picar al protagonista aunque sea desde el lado amable. Un Bertín Osborne, una Alaska, un Fortu de Obús, un Falete, una Mónica Naranjo… una persona con un mínimo de malicia. Observar a Mikel Erentxun contar un par de veces cómo se suele gastar 500 euros en unas botas por su suela mientras Manolo Tena y Nacho García Vega piensan en sus cosas, simplemente no funciona.

Y puede que también falte un poco de guión para estirar las historias de interés hacia algún lado. ¿Va mucho o poco Erentxun a Japón a comprar ropa? ¿Por qué Marta ha politizado ‘Una calle de París’? ¿Desde cuándo es una persona implicada? ¿Cuán profundo es el conocimiento del blues de Sole Giménez? ¿Lo averiguaremos en sus respectivos programas? En cualquier caso, nos hemos quedado, especialmente, con muchas ganas de ahondar en el fenómeno fan que provocaron Duncan Dhu, hasta dónde llegó toda aquella locura, cómo demonios se colaban sus seguidoras en camerinos y habitaciones de hotel; o si aún alguna vez a día de hoy queda alguna loca… Demasiadas preguntas sin respuesta para unos actores encerrados en una casa. 5.

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