Halsey en Barcelona: más que un fenómeno adolescente

Puede que no conozcas a Halsey todavía, pero los miles y miles de adolescentes que acudieron anoche a su concierto en la sala Razzmatazz de Barcelona, agotado, la conocen muy bien, la adoran, adoran su disco, ‘Badlands‘, y se saben la letra de todas sus canciones. Por si fuera poco, las chicas que la idolatran, porque la mayoría son chicas, visten igual que ella, llevan el mismo peinado y, probablemente, sueñan en sus cuartos con ser ella mientras suena ‘New Americana’ de fondo. «Estamos colocadas de marihuana legal», deben cantar, al desconcierto de sus padres. Es el nuevo fenómeno adolescente.

Halsey lo sabe muy bien. Su personalidad encima del escenario es la de alguien que ya se sabía estrella desde antes de convertirse en una, y es consciente ahora de que el revuelo que la rodea solo es alcanzable por muy pocas personas. Sabe que está viviendo el gran sueño. Su actitud es algo altiva desde el principio, su manera de expresarse ante su público, a medias entre Miley Cyrus y Justin Bieber, es mucho #swag y poca chispa real, pero es suficiente para enloquecer a todo el mundo. Al fin y al cabo, ¿no es eso de lo que va la denominada generación Tumblr?

Desde los primeros acordes de ‘Gasoline’ se estableció una atmósfera sólida en la sala que continuó firme a través de otros momentos como ‘Colours’, ‘Drive’, ‘Roman Holiday’ o, por supuesto, ‘New Americana’. Halsey sabe perfectamente lo que quiere: ella es una estrella «teen», pero su propuesta es ligeramente más adulta que la de un ídolo de masas normal a su edad, entre otras razones porque Halsey no ha pasado por la fase adolescente de su carrera antes de su disco como Justin Bieber circa 2010, y eso es algo que se traslada también a su directo, tan apto para sus fans como para oyentes casuales que nunca habían oído hablar de ella hasta anoche.

¿Qué destaca del directo de Halsey? En primer lugar, la música, un compendio de melodías grandes, coreadas a pleno pulmón, y de producciones electrónicas ricas en atmósfera, color, textura y ritmos vigorosos, que encontró en Razz un espacio idóneo para su despliegue; y en segundo lugar, las proyecciones que acompañan a la actuación de Halsey, que proponen un potente componente visual, a través del cual su banda parece fluir con toda naturalidad, mientras crea magia tras las máquinas.

¿Algo que cuestionar del directo Halsey? Quizás que muestra demasiada actitud encima del escenario para las canciones que tiene, que aunque buenas, francamente, tampoco son grandes clásicos. Claramente Halsey se encuentra en un momento de transición esencial: su secreto para el éxito es que cree en lo que hace y se nota, y aunque está claro que su propuesta va más allá del típico fenómeno adolescente, todavía le queda camino para emocionar a su público adulto de la misma manera que lo hace con su público «teen».

En medio de todo esto, Halsey se mostró segura de sí misma no, lo siguiente durante la totalidad de su actuación sin dejar de expresar a sus fans lo mucho que les quiere en más de una ocasión, como al final de ‘Haunting’, cuando les comunicó que «lo sois todo para mí». Tras pedir una ovación para su banda y para su telonero, Børns, Halsey le pidió a su público que se diera una ovación a sí mismo porque sin él ella no estaría donde está hoy. Esta suma de actitud y amor por sus fans es lo que la llevará lejos.

Foto: Ester Domínguez Vizcaíno

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: halsey