¿El concepto del álbum? «Los riesgos y consecuencias del hedonismo», indica la banda, «con una componente generacional clara de los que nos encontramos entre los 30 y 40 (alguno más cerca de la segunda cifra). Cosas que «se supone» que no deberías estar haciendo, como seguir soltero, no parar de salir de fiesta, no tener hijos… y a la vez con esa sensación extraña de que quizás puedas estar perdiendo esas cosas que «se supone» que sí deberían ser».
El grupo ha producido el disco junto a Hans Kruger, cuya experiencia con él describe como «una puta pasada». «Estuvimos más de dos semanas en Subiza en sus estudios probando decenas de sintetizadores, entre los nuestros y los suyos, diversas formas de grabar y mezclar las baterías… y tanto nosotros como él lo disfrutamos como enanos. ¡Hans es muy fan del disco ochentero también!»
No extraña, pues, que la banda haya descubierto cosas nuevas de los ochenta durante la composición del álbum como «hitazos de Daydream, Black Devil Disco, Fancy, Kano, Space Art [o] Sabrina». De estos artistas, más enraizados en el cosmic disco que en el pop, ha extraído Niño Burbuja las influencias para crear esta nueva colección de canciones.
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