The Goon Sax / Up To Anything

«Microdramas adolescentes expresados con sofisticación pop» es la frase más clarividente de la hoja de promo de este disco, y casi podría servir como raro ejemplar de esa especie en extinción que es la crítica de una línea. Los «goon sacks» son unas bolsas de vino barato con las que los adolescentes australianos avituallan sus botellones, una referencia sociocultural que delata la edad de esta banda. Terroríficamente jóvenes, Louis Forster y James Harrison empezaron a escribir canciones hace dos años, durante sus ratos después del colegio, en su Brisbane natal. Y en 2016, con tan sólo 16 años y el añadido de la baterista Riley Jones, ya tienen editado su álbum de debut en el sello Chapter Music de Melbourne. Impresionante, ¿no? Lo es todavía más el hecho de que dicho texto ni siquiera mencione que Louis es hijo de Robert Forster (de los Go-Betweens), como tampoco lo hacen, en admirable discreción, buena parte de las críticas aparecidas hasta ahora de este ‘Up To Anything. En JNSP somos menos discretos, es cierto, o simplemente damos más importancia al contexto. Y es que sería imposible escuchar este disco sin mencionar a los Go-B’s incluso sin esa conexión familiar, porque… en fin, estamos ante un trío de Brisbane con dos compositores que se alternan como vocalistas, con una baterista, y que escribe canciones de delicioso jangle pop sobre sueños e inseguridades. Lo voy a decir cuanto antes: suena tan mal sobre el papel que parece imposible que haya salido tan bien.

Porque este es un brillantísimo disco de debut que se sostiene por sí mismo. Y un verdadero logro para una pandilla de adolescentes, porque no hay una sola canción mala en él y sí muchas excelentes. Como retrato de la vida suburbana del teenager moderno es quizá perfecto: recoge todo el arco de experiencias que van desde el egocentrismo («I want people to know about me») a la inseguridad («I never feel too comfortable with my body»), desde el aburrimiento puro («I’ve got nothing to do, I’m up to anything really») hasta la excitación del enamoramiento («Maggie, am I going insane?»), desde la envidia («I see a guy… I’ll never be like him, I’m not thin or tall») hasta la necesidad de conectar como sea («I need a boyfriend, or just anything real»). Y muchas, muchas referencias a la preocupación por los cortes de pelo (hasta en cinco canciones). ¿Qué puede haber más arquetípicamente adolescente, más hiperconsciente?

Todos esos temas están tratados con un encanto y una melancolía irresistibles, además de -punto clave- envueltos en unas composiciones totalmente desarmantes. La inocencia es muy pura, con unas gotas de humor en ocasiones, y tan fresca como en los mejores Pastels, o como en unos prehistóricos Go-Betweens si se hubiesen conocido en el colegio. Pocos grupos podrían escribir una canción sobre comerse un helado solo (‘Ice Cream On My Own’) y conseguir crear una hermosa mini-oda pop a la soledad, o hablar de los cortes de pelo caseros (‘Home Haircuts’) y expresar tan bien cómo la frustración de lo cotidiano a veces puede hundirnos. Y de paso rimar brillantemente «Roger McGuinn» con un frustrado «it seems I just can’t win». Son detalles como ese, o como la ultra adolescente frase «now this is the worst…» con la que comienza ‘Sweaty Hands’ (ah, el temor a las manos sudorosas…) lo que hacen de este disco algo tan convincente. Y los hits potenciales, por supuesto: el gancho indiscutible de ‘Boyfriend‘ o el irresistible rasgueo jangle y voz monotónica de ‘Sometimes Accidentally‘. La diana melódica de ‘Target’, la melancolía dorada de ‘Home Haircuts’ o ‘Ice Cream’…

Canciones, además, grabadas con una sobriedad y concisión anonadantes. Manteniendo el formato de trío con leves concisiones a una segunda guitarra aquí, un riff allá, siempre perfecto, siempre en la diana. Ah, los genes… En definitiva, un debut para el que el recurrente adjetivo «prometedor» se queda absolutamente corto.

Calificación: 7,8/10

Lo mejor: ‘Icecream On My Own’, ‘Boyfriend’, ‘Target’, ‘Sometimes Accidentally’.
Te gustará si: te gusta el jangle-pop atemporal, el sonido C-86, el slacker-pop, los Pastels, Hinds, los Twerps o los Go-Betweens.
Escúchalo: Spotify.
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Publicado por
Jaime Cristóbal
Tags: the goon sax