El disco destella una frescura, una fuerza y unas ideas melódicas poco usuales para artistas que alcanzaron la consagración tiempo atrás. Enredarse en una trilogía (cuyas dos primeras partes fueron ‘Maraqopa‘ y ‘Brothers and Sisters of the Eternal Sun’) que cuenta una historia de épica filosófica y ahondar en un sonido psicodélico es todo un «tour de force» para alguien etiquetado durante años en historias intimistas que giran alrededor de una guitarra acústica y poco más.
No es camino nuevo dentro del folk: desde Nick Drake hasta Grizzly Bear o Midlake han ahondado en esa variedad que une lo pastoral con lo más o menos onírico. Jurado, con la ayuda del ya habitual Richard Swift en la producción, construye su propio discurso con unas melodías claras y una contundente base rítmica (‘Mellow Blue Polka Dot’, ‘Exit 353‘), además de la sencillez que acostumbra. A pesar de su portada, donde una morsa asoma en las montañas por debajo de unos OVNIs y la ciudad de Seattle, su patria chica, incendiándose al fondo, esta vertiente psicodélica es más un ambiente que un retorcimiento de las ideas.
‘Visions of Us on the Land’ finaliza la aventura del misterioso personaje que soñaba que desaparecía en ‘Maraqopa’ y que emprendía una búsqueda hacia algún tipo de significado en ‘Brothers and Sisters of the Eternal Sun’. Son 17 cortes que revelan que el sensible cantautor norteamericano no se ha cansado de su epopeya: más de 50 minutos frente a los menos de 40 de los anteriores.
La búsqueda de sentido continúa: “Jesus on the mainline / He’s trying to call collect / Dad gave him my number / Suppose I should call back» (“Jesucristo está en línea / Trata de llamar a cobro revertido / Papá le dio mi número / Cree que debería devolverle la llamada”) canta en ‘Lon Bella’. “Don’t say you ever knew me / Long after I am gone” (“No digas que me conociste / Mucho después de que me haya ido”) advierte en ‘ONALASKA’. La trilogía no se cierra con una conclusión, sino con la conciencia de que esta se encuentra en la misma búsqueda. O quizá la conclusión es aferrarse a lo único inmaterial que es tan fuerte que parece pesar como el plomo: «When I look back / upon my time / See the snapshots of my life / You will not be surprised / To see your name across my smile” («Cuando miro hacia atrás / sobre mi tiempo / Miro las instantáneas de mi vida / No te sorprenderá / Ver tu nombre a lo largo de mi sonrisa») culmina en la preciosa ‘Kola’.
Este último tema recupera al Jurado intimista, solo el rasgueo de la guitarra acompaña su voz. Son unos pocos cortes, esparcidos a lo largo del álbum, los que alivian la carga sonora de ‘Visions of Us on the Land’. ‘Prisms’ y ‘On the Land Blues’ son claros en el bosque de ecos, reverbs y sonido embotado que construye Swift con fina mano: llega a abusar sin ser nunca pesado. No obstante, el tema más sorprendente es ‘A.M. A.M.’, con sus teclados de puro dream pop.
Lo más destacable, de cualquier manera, es la capacidad del cantautor para equilibrar la calidad de sus 17 temas. A pesar de algunas semejanzas entre canciones, ninguna parece descartable. Sin hablar de «estado de gracia», el cerrar tan dignamente la trilogía que empezó hace cuatro años deja a las claras que queda Damien Jurado para rato.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Lon Bella’, ‘Kola’, ‘QACHINA’
Te gustará si te gusta: Father John Misty, Midlake, Grizzly Bear
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