Además de considerar que el contrato de Kesha con Sony no es esclavitud porque la «esclavitud fue declarada ilegal en el siglo 19», la jueza ha estimado que las «acusaciones [de Kesha] en relación a los insultos [de Dr. Luke] sobre su valor como artista, su aspecto y su peso son insuficientes para constituir una conducta extrema intolerable en una sociedad civilizada».
Por otra parte, la jueza ha asegurado que las acusaciones de Kesha no cuentan con jurisdicción en el tribunal de Nueva York y que, por lo tanto, la corte no puede actuar si los abusos citados por Kesha ocurrieron en otro sitio. Además, indica que Kesha nunca llegó a probar que Dr. Luke odiara a las mujeres o que su acoso fuera motivado por odio de género. «No todas las violaciones son crímenes de odio motivados por cuestiones de género», ha indicado.