Confieso que si, durante un concierto de La Habitación Roja, tuviera que fechar cada canción que interpretan, tendría serias dificultades para acertar disco y año, incluso después de haber reseñado muchos de sus álbumes, lo cual no dice mucho sobre su evolución. Por otro lado, su sello Mushroom Pillow indica fascinado que el grupo no termina de tocar techo y llama incluso la atención entre las nuevas generaciones: ciertamente me imagino perfectamente a los jóvenes fans de Izal o Vetusta Morla subiéndose al carro de esta banda, ya de 20º aniversario. ‘Sagrado corazón’ presenta lo de siempre: una serie de canciones que pretenden ser himnos pero recuerdan a otras cosas (‘You Gotta Be Cool‘ tiene un nosequé-quéséyo a ‘Dicen’ de OBK), momentos más rock (‘La vida es muy corta’), baladas para alzar los brazos durante los conciertos (‘Volverás a brillar’ y ese estribillo coral que acaba bien arriba, ‘Al querer’) y letras luminosas sobre mensajes de ánimo porque «la vida es un soplo, un instante que se va» y «no hay nada que perder y casi todo está por ganar», como indican muy ilustrativamente todos los títulos mencionados hasta ahora («cool» parece aquí un equivalente de «tranquilo»). Entre las sorpresas, esta vez, tres muy claras: el dúo con Zahara estrenado el ‘24 de marzo
‘ que sirve como reivindicación de la canción melódica de Juan y Junior o Corazón; el cuasidisco de la comedia de enredo ‘La deriva continental’, con la tontería, una de sus mejores canciones; y la final ‘Ahora todo es posible’. Ignorad
los bonus tracks, no porque estén mal, que para nada, sino porque este cruce entre
su querida ‘Drive’, indie y la canción italiana de Umberto Tozzi es el mejor final posible de otro disco apañado de La Habitación Roja.
Calificación: 6,8/10
Lo mejor: ‘La deriva continental’, ’24 de marzo’, ‘L’Albufera’, ‘Ahora todo es posible’, ‘Volverás a brillar’
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