¿Y cuáles son esos golpes de ingenio capaces de cosquillear una película que parecía destinada a inflar un poco más la burbuja superheroica en la que Hollywood vive instalado? Fundamentalmente tres. El primero, es la incorporación de varios personajes más al dream team: Pantera Negra, Ant-Man y, en especial, Spiderman. La aparición de un todavía novato hombre-araña, transformado aquí en un adolescente parlanchín fan de los cómics de superhéroes, proporciona los momentos más divertidos y gozosamente metalingüísticos de toda la película.
El segundo golpe de ingenio está contendido en apenas unos minutos, en una breve secuencia que, sin embargo, es tan brillante e inesperada que te la llevas contigo a casa cuando sales del cine. Me estoy refiriendo a ese aparente y juguetón flashback protagonizado por un rejuvenecido Tony Stark que acaba transformado en ingenioso y emocionante retruécano.
Y el tercero tiene que ver con la propuesta argumental. Aunque el espectacular y muy icónico enfrentamiento final entre Capitán América y Iron-Man tenga una motivación esencialmente emocional, conectada al mencionado flashback, su origen está en una disputa de carácter ideológico. Esta discrepancia da lugar a un estimulante subtexto político que recorre toda la película y la conecta, de forma sorprendente, con la más «rabiosa actualidad».
De esta manera, tras los recientes fiascos de ‘Capitán América: el soldado de invierno’, ‘Ant-Man’, ‘Vengadores: La era de Ultrón’ y, por supuesto, el otro enfrentamiento estelar de este año, ‘Batman v. Superman: El amanecer de la Justicia’, la notable ‘Capitán América: Civil War’ se puede ver como la ¿última? esperanza para que, como vaticina Spielberg, la burbuja superheroica no acabe explotando. 8.