Parecía mentira que alguien pudiera hacer sombra a Sergey Lazarev, pues todos los ojos estaban puestos en si el ruso se caía o no se caía durante su compleja -y la verdad, muy entretenida, pese a la copia de ‘Heroes’- puesta en escena, pero son muchos los que creen que Armenia puede haber ganado la primera semifinal. La canción ‘LoveWave’ de Iveta Mukuchyan no es gran cosa, ¿por qué había subido tanto en las apuestas desde el primer ensayo? La respuesta es que la puesta en escena es espectacular, más por la realización televisiva que por los fuegos: planos cortos y rápidos, chocantes, muy sensuales, impropios del Festival de Eurovisión, que hacen recordar las fronteras que rompió ‘Euphoria’ de Loreen, o incluso a la Beyoncé alternativa. Eso sí, igual Armenia ha roto demasiadas fronteras portando una de las banderas prohibidas, la de Nagorno Karabaj. Y Azerbaiyán también participaba en esta semifinal y por supuesto, como casi siempre, se ha clasificado, en contra de lo que decían las apuestas.
También nos hemos acordado de que «esto es tele» viendo la presentación de Chipre, cuya canción rock ha optado igualmente por una realización confusa en la que las jaulas eran lo de menos. Lo de más, un no parar de ir y venir de planos, humo, escenas desconcertantes. Muy bien por ir en contra del clasicismo y el conservadurismo del festival. Quizá por contraste, también ha conseguido clasificarse la canción Disney en francés de Austria inmediatamente después. La última clasificación anunciada ha sido la de Malta, la última en actuar, que ha empezado impresionante con un plano proyectado en el suelo, pero después se ha convertido en un número de Mariah Carey en el que lo que oíamos (un drum&bass) no tenía nada que ver con lo que veíamos (aquel vídeo que comparábamos con Miss España 94).
Por diversión, nos congratulará ver a la mujer árbol de Croacia de nuevo en la final, como la canción correcta de Hungría o la balada correcta de República Checa. Mención especial para la sencilla pero vistosa puesta en escena con reloj de Holanda, un país que ha demostrado tomarse en serio Eurovisión otra vez. Sin embargo, nos quedaremos sin volver a ver a Montenegro, uno de los mayores WTF de la historia del festival: un sinfín de personas sobre el escenario, cada una a su puta bola, con mención especial para una go-gó loca que desde la parte central no seguía ni el rock ni el dubstep ni nada.
Los comentaristas de RTVE han destacado que Grecia y Bosnia & Herzegovina no han conseguido clasificarse, pero no nos extraña: la primera era un número folclórico aburridísimo y la segunda una puesta en escena dividida por una alambrada anti-fronteras demasiado efectista y demasiado 2007. Tampoco se verá en la final al astronauta bailarín de Moldavia -demasiado kitsch- ni los trucos de magia de Estonia. Quizá sea un alivio para España la descalificación de Finlandia, cuya puesta en escena finalmente sí era parecida a la de Barei aunque… si no ha gustado esto, ¿gustará ‘Say Yay!’?