Por el contrario, ‘St. Apolonia’ abre evocando ambientes urbanos, con el lejano sonido de un ferro en marcha, y es que Barwick la grabó bajo el paso subterráneo de un tren en Lisboa. Aunque las melodías litúrgicas de Barwick, así como sus habituales arreglos de piano y cuerda, no tardan en emerger aquí, desde el principio está claro que algo ha cambiado en su propuesta (para empezar, que Barwick ha vuelto a la autoproducción), y lo que evoca esta pieza son escenarios más bien oscuros, algo que se confirma en la pista siguiente, ‘Nebula’, que se desarrolla a través de una hipnótico colchón de sintetizador de tonos tibios. Dice Barwick, de hecho, que durante la grabación de este álbum «hubo momentos de aislamiento y corrientes oscuras», algo que ha sabido expresar muy bien introduciendo sintetizadores a su fórmula en piezas como la escalofriante ‘Same’, un cántico sagrado entre Barwick y Thomas Arsenault de Mas Ysa, al que oímos también en la igualmente sobrecogedora ‘Someway’; ‘See, Know’, una pizpireta pieza electrónica de acordes rotos; o la mencionada ‘Nebula’, que suena algo así como a Meredith Monk remezclada por Oneohtrix Point Never.
Tampoco son pocos los momentos del álbum en los que la destacada presencia de pianos y cuerdas evocan a la Grouper de aquel sombrío ‘Ruins’ que, casualmente, también fue grabado en Portugal, aunque Barwick ha repartido su tiempo entre Lisboa, una casa abandonada en Nueva York y la Moog Factory de Asheville (Carolina del Norte). Sin ir más lejos, ‘Wist’ es particularmente fantasmal, mientras la canción que le sigue, ‘Big Hollow’, evoca a espíritus danzando al son de un piano que podría no estar tocando nadie. Como es costumbre, nadie adivinaría dónde ha nacido ‘Will’ más que de la propia naturaleza (corpórea o espiritual), con la diferencia de que Barwick la ha conjurado ahora desde cierta lugubridad y contemplación intimista. El producto es ligeramente distinto pero el resultado es el mismo, Barwick vuelve a hacernos flotar, soñar, olvidar nuestro entorno y sumergirnos en un viaje en el que cuerpo y alma se funden. No es Barwick la única que lo hace, ojo, pero sí es la única que lo hace así.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Nebula’, ‘Same’, ‘Big Hollow’, ‘Someway’
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