Amaral son animales de costumbres. Desde hace años empiezan sus conciertos sin teloneros, con una cuidada selección de canciones (sonó, por ejemplo, un tema de Morrissey) y con una grabación del ‘All Tomorrow’s Parties’. Y lo de este jueves, en el escenario del Barclaycard Center (o el Palacio de los Deportes, como se refirió a él Eva muy acertadamente) no fue una excepción.
Los de Zaragoza saltaban a un precioso escenario («hoy tenemos el Universo sobre nosotros», bromeaban) repleto de constelaciones y una enorme pantalla circular en el centro del escenario, ora luna en cuarto creciente; ora ojo de buey desde el que se nos permiten ver imágenes del concierto o videoproyecciones, dispuestos a hacer vibrar a las nueve mil personas que asistían al recinto.
Conocedores al dedillo de su público, el dúo ha organizado su setlist para que nadie se aburra. Las canciones de ‘Nocturnal‘ ocupan una buena porción del set (aproximadamente el 50%) pero curiosamente solo en una ocasión coinciden dos seguidas. El resto del tiempo, las canciones se entremezclan, y Eva y Juan saltan en el tiempo para satisfacer a todos sus fans: desde sus hardcore fans, esos que llevan con ellos desde el principio, hasta aquellos advenedizos que se han enganchado a sus discos más orgánicos; pasando por aquellos que se quedaron con los grandes éxitos de la mitad de su carrera.
Durante las casi dos horas de concierto hay tiempo para todo: para cantar el ultrahit ‘Sin ti no soy nada’, para entregarse a lo acústico (‘Marta, Sebas, Guille y los demás’, ‘Laberintos’ -incluida en el último momento-), para recordar el pasado (‘Cómo hablar’) y para hacer que el público pierda prácticamente la cabeza, con un inicio de infarto: ‘Unas veces se gana y otras se pierde’, ‘Revolución’ (increíble lo actual que suena este tema, y no solo en la letra, once años después de su publicación) y ‘Kamikaze’. Quizá el único momento en el que el concierto quedó más deslucido fue en ‘Chatarra’: la que para mí es la mejor canción de ‘Nocturnal’ no parece ser la favorita del respetable. Pero por lo demás, un concierto trufado de éxitos capaz de poner a cantar hasta al más reacio de los fans.